Los aficionados a los mangas y animés japoneses suelen criticar las adaptaciones foráneas por su falta de fidelidad con el material original.
Pero Shogun, basada en la novela de 1975 del escritor australiano-británico James Clavell, rompió el molde con una producción hablada principalmente en japonés y elogiada por su autenticidad.
En setiembre se alzó con 18 premios Emmy, los galardones estadounidenses para la televisión.
El programa franco-estadounidense-japonés Las gotas de Dios, basado en el manga homónimo, ganó el premio a la mejor serie dramática en los Emmy Internacionales de noviembre.
La serie de Netflix One Piece, de 2023, una adaptación de un manga con el actor mexicano Iñaki Godoy, fue aplaudida por el público y la crítica, y ya se prepara una segunda temporada.
Hay otras adaptaciones de reconocidos mangas y animés en marcha, incluyendo My Hero Academia y las aventuras ninja de Naruto.
“La demanda de los mercados occidentales está claramente creciendo”, comenta a AFP Kaori Ikeda, directora gerente de TIFFCOM, la feria comercial de contenido afiliada con el Festival Internacional de Cine de Tokio.
Esta responsable advierte, sin embargo, que a las empresas japonesas les falta experiencia en temas como la negociación de derechos.
Por ello, TIFFCOM organizó el Tokyo Story Market, un espacio para facilitar los contactos entre productores internacionales y editores japoneses.
Los estudios extranjeros también han mejorado sus adaptaciones, y evitan algunos errores que cometieron en el pasado, como la versión cinematográfica de 2017 del manga Ghost in the Shell: La vigilante del futuro, con Scarlett Johansson.
Igualmente, el thriller sobrenatural de 2017 Death Note fue criticado por su falta de apego al manga original.
“Los autores de manga son muy respetados y sus fans están muy atentos”, señala Klaus Zimmermann, productor de Las gotas de Dios.
Su adaptación se toma algunas libertades, como incluir un actor francés para un personaje principal, pero Zimmermann insiste en que fue desarrollada junto a los autores del manga original.
“Se trató de encontrar el espíritu del manga para no distorsionarlo”, comenta.
Yuki Takamatsu, negociador de derechos de la editora de mangas Kodansha, cuenta que el proceso de adaptar Las gotas de Dios fue “increíble”.
“Todos estaban abiertos a enfrentar juntos los retos (...). Todos entendían en cada paso cómo había que hacerlo”, asegura.
Los fracasos del pasado se deben en parte a las dificultades de los editores de comunicar sus deseos a los productores extranjeros, quienes carecen de un entendimiento adecuado del manga y el anime, según Takamatsu.
La directora de la feria TIFFCOM, Kaori Ikeda, coincide en la importancia de esta serie.
“Que una historia de samuráis con tanta atención a los detalles históricos pueda convertirse en un entretenimiento de masas prueba el potencial”, afirma. AFP