Si una persona se ha ganado justamente el título de “Padre del periodismo radial en el Paraguay”, ese es sin lugar a dudas Humberto Rubin.
Desde que inició su carrera frente a los micrófonos a los 14 años, como cronista deportivo, nunca más la abandonó, ni abandonó el oficio inclusive cuando en su delicado estado de salud en los últimos años casi lo dejaba sin aire. Humberto se negó a retirarse y siguió trabajando en su programa matinal de Radio Ñandutí hasta casi el último momento.
Humberto Rubin Schwartzman nació el 10 de mayo de 1935, en Pilar. Pasó por Radio Cáritas, Radio Guaraní y Comuneros, entre otras; en Montevideo, Uruguay, trabajó en Radio Carve. Era un amante del teatro e integró varios elencos e incluso creó uno, con el que llevó a escena celebradas piezas de importantes autores universales.
Este lunes, finalmente, calló la inconfundible voz de Humberto Rubin, la misma que acompañó las jornadas y las luchas por la libertad durante los más oscuros años de la dictadura stronista. Esa misma voz y esa misma postura ciudadana también nos acompañaron en los mejores años de la democracia durante gran parte de su vida.
La emisora que fundó junto a amigos y colegas en 1962, Radio Ñandutí, se convirtió en símbolo de resistencia ciudadana durante la dictadura stronista. Aunque al inicio contó con el respaldo del despótico Gobierno, al igual que la mayoría de los medios de comunicación, Rubin muy pronto comenzó a desmarcarse, abriendo sus micrófonos a la voz de la gente y a la emisión de programas críticos.
En una época en que la gran mayoría de las emisoras solo difundían música y avisos comerciales, además de espacios laudatorios al dictador como la Cadena Nacional o La Voz del Coloradismo, Humberto introdujo los reportes noticiosos en vivo desde exteriores, cubriendo movilizaciones sociales y políticas, además de crear su espacio “Quinto poder”, en donde los oyentes podían llamar a expresar libremente sus opiniones. Esta fue una verdadera innovación en el medio y es sin dudas uno de los legados que llevarán por siempre su sello.
Su línea crítica le costó persecuciones y censuras. En varias ocasiones turbas parapoliciales atacaron la radio y la dictadura usó primero un sistema de interferencias de sus señales y luego directamente decretó la clausura de la emisora.
Rubin no se rindió y siguió expresando su voz, escribiendo artículos en periódicos o realizando paneles sobre política y realidad social en el local de la radio, convocando a la ciudadanía a pesar de los cercos policiales.
La caída de la dictadura permitió su regreso, y lo hizo con mayor dinamismo y libertad.
No solamente se mantuvo como el gran comunicador de las mañanas, sino que incursionó en el periodismo escrito con su semanario Tiempo 14 y durante varios años en la televisión, con sus recordadas entrevistas políticas.
Recibió varios premios por su dilatada trayectoria periodística, entre ellos el María Moors Cabot, en 1989, el más antiguo reconocimiento internacional en el periodismo, otorgado por la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.
Colaboró con varias campañas de acción social, como la Fundación Teletón, de cuya conducción fue censurado por el stronismo, y en los últimos años impulsó la organización ambientalista A todo Pulmón Paraguay respira, buscando impulsar la repoblación forestal ante el grave daño de la deforestación.
La muerte de Humberto Rubin deja un profundo silencio en el éter radial, pero su gran legado permanecerá en favor de la libertad de expresión y la lucha por la democracia.