En un tuit, Williams informó de que las autoridades de Bahamas habían arrestado a Bankman-Fried a petición del Gobierno de EEUU, “con base en una acusación secreta” presentada por la fiscalía sobre la que se darán detalles próximamente.
En un comunicado publicado por los medios, el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, dijo que su país y EEUU “han compartido el interés para que rindan cuentas todos los individuos asociados a FTX que podrían haber traicionado la confianza del público e infringido la ley”.
Estaba previsto que Bankman-Fried testificara por vídeoconferencia ante un comité de la Cámara de Representantes de EEUU este martes.
FTX se declaró en quiebra el pasado 11 de noviembre y a finales de ese mismo mes, los nuevos gestores de la compañía comparecieron por primera vez ante el tribunal de bancarrotas del estado de Delaware (EEUU) para comenzar el proceso de reestructuración.
Los abogados de la nueva directiva y su actual responsable, John Ray, sostienen que una “cantidad sustancial” de los activos de la compañía podrían haber sido robados o están desaparecidos.
Los nuevos gestores también han denunciado que la empresa tenía una “ausencia total de controles corporativos” y una falta de “información financiera fiable”.
La plataforma, que llegó a estar valorada en USD 32.000 millones, podría tener más de 1 millón de acreedores en todo el mundo. Hasta ahora, la compañía ha admitido que debe más de USD 3.000 millones a sus 50 principales acreedores.
Sin embargo, Bankman-Fried responsabiliza de la quiebra en parte a la masiva venta de criptomonedas que se produjo a principios de año. Para el fundador de la empresa, esa venta redujo a la mitad la garantía de FTX, de unos USD 30.000 millones.
Llegados a esa situación, según Bankman-Fried, la venta de criptomonedas continuó, combinada con una restricción crediticia y una “huida del banco”, lo que redujo la garantía a 9.000 millones antes de que FTX se declarara en quiebra.