El Paraguay es el asombro del mundo. Esta opinión del Fondo Monetario Internacional (FMI) se publicó en Patria y otros periódicos paraguayos el 11 de setiembre de 1959.
El FMI apoyaba el programa económico del general Alfredo Stroessner, como apoyó después los de los generales Pinochet, Videla, Castelo Branco y varios de la misma laya.
Ya sin los militares, algunos años después, con gobiernos civiles, la Argentina siguió la línea del FMI, el Banco Mundial y los bancos internacionales, con resultados calamitosos.
Sobre las consecuencias de seguir las reglas del FMI, el economista Joseph Stiglitz escribió un libro muy interesante: El malestar en la globalización .
En resumen, Stiglitz dice que el mundo actual globalizado, regido por los principios de desregulación, privatización y liberalización del comercio, y en que juega un rol protagónico el FMI, necesita cambiar.
Junto al FMI yo pondría el Banco Mundial, su hermano mellizo.
Pienso que no cambió, y que por eso llegó a la crisis financiera del 2008, que tampoco le hizo cambiar. Sin embargo, algunos analistas ven una posibilidad de cambio con la creación del Banco de Inversiones de Asia, una entidad internacional que puede ser una alternativa al FMI y al BM.
La historia comenzó (o se manifestó) a principios de febrero pasado, cuando los representantes de China, India y Rusia se declararon partidarios de crear un orden económico internacional más justo.
A principios de marzo, Inglaterra decidió adherirse al Banco Asiático de Inversiones, y luego Francia, Italia, Alemania, Corea, Australia y otros países.
El liderazgo lo tiene China, pero no se trata de un banco chino, sino de una tentativa de crear un mundo multipolar.
El liderazgo de China se explica: ese país es el principal socio comercial de 123 países, mientras que Estados Unidos lo es de 64.
La China cuenta con reservas por valor de unos cuatro billones de dólares, y quiere invertirlas en algo más interesante que la compra de bonos del Tesoro norteamericano.
También quiere que su moneda sea aceptada como divisa internacional, y ha propuesto que el intercambio entre los países que forman la nueva sociedad se haga también en las otras monedas locales.
“Dejen que China siga durmiendo, porque cuando despierte el mundo temblará". La frase de Napoleón Bonaparte ha sido recordada con motivo de la creación del nuevo banco asiático.
Yo no comparto ese parecer. China no tiene ninguna base militar fuera de su territorio, y sabe que no puede enfrentar militarmente a los Estados Unidos, que tiene una superioridad total en ese campo.
El peligro real no consiste en un enfrentamiento entre las potencias mayores del planeta, ni en la conquista del mundo por la República Popular, sino en la ideología del crecimiento económico a cualquier precio, aun provocando un cambio climático que afectará a todo el mundo.
China, que transitó por un buen tiempo esa vía, parece que ahora está dispuesta a abandonarla; si lo hace en forma concertada con las otras potencias, será mejor para todos.