Las largas esperas y el caos en el tránsito en los pasos fronterizos volvieron a ser una constante este año. En la zona de Puerto Falcón-Clorinda en apenas dos días ingresaron casi 4.000 personas, según la Dirección General de Migraciones.
El mismo panorama se ha vivido en el Sur del país, con motivo de la proximidad de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. En la cabecera del puente internacional San Roque González de Santa Cruz se pudo observar largas filas de vehículos que esperaban ingresar a territorio paraguayo; desde la pasada semana la fila en el lado de Posadas llegó incluso a superar los 4 kilómetros. Explicaron las autoridades que el aumento de visitantes y los protocolos sanitarios vigentes hacen que el paso sea lento. Actualmente se mantiene en 8.000 el cupo de personas que pueden ingresar en forma diaria a territorio argentino cumpliendo con el protocolo sanitario.
Sin embargo, la situación más indignante se vive a diario en el paso Puerto Falcón-Clorinda, lugar en el que las décadas de dejadez e inoperancia están a la vista. Según reportaron periodistas en la zona, Migraciones proveyó un ventilador y la Essap en forma provisoria envió tanques de agua, pues como se había denunciado previamente los sanitarios carecían de agua. Con las extremadamente elevadas temperaturas de estos días el Gobierno no es capaz ni siquiera de proveer del líquido vital a los cientos de compatriotas que regresan al país. Se informó también de los nauseabundos olores provenientes de los residuos cloacales a cielo abierto.
Esta es la imagen de una administración que no solamente es inoperante. Por sobre todo, demuestra que es incapaz de preocuparse del bienestar de sus ciudadanos, al obligarlos a largas esperas bajo el sol, sin agua potable, teniendo que pagar por utilizar los descuidados sanitarios, en un ambiente de dejadez y descuido.
Las instituciones del Estado han tenido casi dos años para ocuparse de la infraestructura de este paso fronterizo, que antes de la pandemia ya era uno de los más concurridos, especialmente utilizado por los miles de compatriotas que residen en la Argentina y que tradicionalmente regresan a su patria para compartir las fiestas de Navidad y el Año nuevo con sus familiares y amigos.
La dejadez, la desidia y la suciedad son la cara que muestra el Paraguay en estos días a las personas que están ingresando al país a través del paso Puerto Falcón-Clorinda, lo cual de por sí ya es vergonzoso ya que nos expone a un bochorno y vergüenzas a nivel internacional.
Este es un país con recursos y cientos de miles de funcionarios públicos mantenidos por los impuestos que pagan los paraguayos y paraguayas, por lo cual es inaceptable que los gobernantes sean tan incapaces para devolver aunque sea en un mínimo porcentaje el respeto y la dedicación a los ciudadanos.
Tras casi dos años de pandemia, el ansiado reencuentro de las familias se retrasa debido a la inoperancia. El regreso de miles de compatriotas está resultado un verdadero tormento por la desorganización y la improvisación. Es urgente que las autoridades agilicen el paso y trabajen seriamente para poder en condiciones dignas este cruce en la frontera.