09 sept. 2024

El grado de inversión: Un modelo para armar

La noticia económica del año: “Paraguay alcanzó el grado de inversión”, ocupó ríos de tinta y horas de radio y TV. Por fin, alcanzamos ese estatus soñado, a partir del cual somos mundialmente considerados confiables como país. Esto abriría las puertas a la llegada de más y mejores inversiones y la obtención de créditos más baratos, lo que se considera importante para acelerar nuestro desarrollo.

El logro nos llenó de esperanzas y nos unió en un espíritu de celebración, comentarios y publicaciones positivas en nuestro país y también como noticia económica internacional. Esperamos que vaya más allá del éxito de la macroeconomía y alcance a proveer mejores condiciones de vida para toda la población.

Más allá del logro en sí mismo, vale la pena celebrar también la forma en que se logró dar este paso. Quienes dirigimos organizaciones sabemos lo difícil que es mantener constante una estrategia de largo plazo que pasa de mano en mano y, cuando se trata de gobiernos sucesivos, aún más difícil porque está de por medio la cuestión política.

El éxito en la obtención de un objetivo complejo, difícil y que toma años, es el resultado, antes que nada, de una visión compartida. Hubo siempre un consenso general en la búsqueda de este estatus y se aseguró el enfoque técnico sin influencias políticas en cada paso dado.

Los grandes éxitos nunca son el mérito de pocos, sino el compromiso de muchos, fue un “trabajo en equipo” de 20 años, en el cual técnicos, burócratas y partidos políticos se fueron pasando la posta, a veces odiándose incluso, pero sin dejar de hacer su parte para avanzar en las difíciles reformas, sistemas y procesos que nos llevaron a lograrlo.

Paraguay hizo un muy buen trabajo del cual sacar ejemplo de resiliencia, corresponsabilidad, respeto por el trabajo del otro, liderazgo situacional.

Un “modelo para armar” con todas las instrucciones que debemos usar para avanzar en lo que falta.

Aunque ser confiables en la macroeconomía es un gran paso, quienes invertimos y trabajamos en nuestro país nos quedamos con las ganas de saber cómo sigue la propuesta para sacarnos de encima la pesada burocracia, la corrupción pequeña, mediana y grande, y la ineficiencia en las demás instituciones que inciden en el día a día de un inversor. ¿Cuándo vamos a poder confiar en una justicia, no solo para los amigos del poder, recibir la educación necesaria para nuestro desarrollo y la salud accesible para todos? Si pudimos obtener el grado de inversión, ¿por qué no podemos con el resto?

El “modelo para armar” que usamos nos da la pista. Se hizo con los más capaces, pero, sobre todo, sin malas influencias de la política.

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