Por Patricia Cañete
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CHACO
El 4% de la región chaqueña, un poco más de 10.000 kilómetros cuadrados, corresponde a la superficie denominada Matorral de Médanos, donde la formación vegetal de dunas continentales o arenales del noroeste forman parte de la atracción del suelo chaqueño que abre camino hacia el límite con Bolivia.
Allí se impone la presencia del guanaco del Chaco como uno de los elementos de conservación del área. Este representa el último remanente de la subespecie Lama guanicoe voglii. Se cree que es la única raza chaqueña del guanaco que antes estaba extendida entre Paraguay, Argentina y Bolivia.
“Antes los indígenas salían a cazar guanaco, ahora es como que lo respetan más. Mucha gente cree que ya no existe la especie”, recuerda el guardaparques Mario Torales, del Parque Teniente Agripino Enciso, desde donde se monitorea Médanos.
“Los bancos de arena se mantienen estables”, agrega, mientras señala la vegetación existente en la zona pero que en los últimos años -según pudieron visualizar- tuvo algunas modificaciones en la estructura y cobertura vegetal debido a dos factores determinantes: la quema de campos y el efecto de los fuertes vientos.
En ese momento, una de las visitantes cayó a uno de los pozos que se van abriendo a medida que se avanza sobre la superficie arenosa. Quedó con una pierna cubierta en la masa arenosa. “Este lugar se cuida solo”, advierte sonriente el custodio mientras la “rescata”.
Torales continúa su explicación. “En el lado boliviano todo ya es cobertura arenosa, nada de vegetación y es eso a lo que no queremos llegar”, asegura. Y es que el Chaco noroccidental responde a características xerofíticas (bajos niveles de precipitación pluvial), lo que permite un aumento de los riesgos de que el Chaco paraguayo sea afectado de la misma manera.
CONSERVACIÓN. El quebracho colorado y el blanco, el samu?û, el yvyraro y el verdeolivo constituyen la vegetación que predomina, además de una variedad de flores, entre ellas la orquídea y la conocida como flor de Médanos o cintura de señorita, de color oscuro, única en el mundo.
En cuanto a la fauna, la atracción se base en las dimensiones. El pichi ciego es la especie más pequeña del armadillo, que pesa 400 gramos y tiene 12 centímetros de largo. El más grande es el guanaco.
PRESIÓN. Sobre la presencia indígena, Juan Carlos Aranda, de la Dirección de Áreas Protegidas, explicó que la presión no es significativa.
“Existe presión indígena, pero ellos tienen derecho a ingresar y hacer uso de todo lo que hay en el parque. Ellos también sirven como apoyo de control para que otra gente no ingrese”, comenta.
Sin embargo, para Torales, solo algunos proyectos llevados adelante con las comunidades indígenas fueron satisfactorios. Muchos quedaron parados y no prosperaron con la desaparición de los comités de gestión en cada zona.
Aranda afirma que con ellos se está trabajando a través de un proyecto con huertas comunitarias y servicio de agua. La caza es una práctica que no se lleva adelante más que nada por las condiciones del lugar y el acceso a él. Asegura que no hay depredación porque además los propietarios que lindan con la zona del parque también realizan un buen control en la zona que les corresponde.