25 abr. 2025

El hilo del Minotauro

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

En el mitológico reino de la isla de Creta, en la antigua Grecia, imponía terror el Minotauro, un ser violento y asesino, hombre con cabeza de toro, encerrado en un laberinto, que exigía sacrificios humanos de jóvenes varones y mujeres a cambio de dejar en paz a los demás, hasta que un héroe llamado Teseo, hijo del rey Egeo, decidió enfrentarlo, internándose en el laberinto para acabar con él. La princesa Ariadna, hija del rey Minos, le entregó una madeja de hilo rojo para marcar su camino de regreso desde la laberíntica oscuridad.

En el fronterizo reino del crimen organizado y el narcotráfico entre Brasil y Paraguay imponía terror otro Minotauro, sobrenombre adoptado por un capo narco llamado Sergio de Arruda Quintiliano Netto, líder del Primer Comando da Capital (PCC), heredero del imperio delictivo de Jorge Rafaat Toumani, asesinado en 2016 en las calles de Pedro Juan Caballero. Sergio es acusado de haber ordenado varios asesinatos, entre ellos, el de Laura Casuso, abogada del narco Jarvis Chimenes Pavão.

La mitología y la realidad a veces van de la mano. El equipo de la Policía Federal brasileña que perseguía al Minotauro fronterizo bautizó su misión como Operação Teseu (Operación Teseo), evocando al héroe griego que mató al Minotauro de Creta. Tras seis meses de vigilancia capturaron a Sergio en Camboriú, el balneario favorito de los veraneantes paraguayos. En los teléfonos celulares y computadores requisados no hallaron un “hilo de Ariadna” para desandar el laberinto, sino un “hilo de María Alciris”, con diversas pistas que revelaban a otra protagonista hasta entonces poco conocida en esta historia: la abogada paraguaya María Alciris Cabral Jara, esposa del Minotauro y socia en sus operaciones criminales y delictivas.

Los caminos del narcotráfico y del lavado de dinero, como el de la política y la corrupción, acaban siempre por unirse. El nombre de la abogada María Alciris lo habíamos conocido hace tiempo, cuando investigábamos otro caso delictivo (tal vez sea el mismo caso con otro nombre o desde otra perspectiva), el del llamado Operativo Patrón, que conectaba al doleiro “lavador de dinero” brasileño Darío Messer, actualmente preso en Brasil en el marco del Lava Jato, con sus operaciones delictivas en el Paraguay, que lo ligan al ex presidente Horacio Cartes, también procesado en el mismo caso por la Justicia brasileña.

Buscado por la Justicia de ambos países, Messer permaneció entre abril y setiembre de 2018 oculto por su socio, el empresario brasileño Antonio Joaquim da Mota, hijo del célebre narcotraficante Joaquinziño da Mota, en una estancia en las afueras de Pedro Juan Caballero. La misma estancia es reclamada por la familia Cordone de Concepción, que sostiene que Joaquinziño les arrebató en los 70, matando a tiros al capataz. El abogado de los Cordone, Pedro Casañas Lial (padre de José Casañas Levi), fue asesinado en 1995, en la frontera, cuando iba a atender este caso. La abogada que defiende a los Da Mota en este proceso, junto a su colega Felino Amarilla, es María Alciris Cabral Jara.

En la acusación fiscal del Operativo Patrón-Lava Jato se revela que, además de la red de lavado de dinero que liga supuestamente a Messer, Da Mota, Cartes, Cogorno, Silveira y otros, también aparecen nexos muy claros entre los Da Mota y el narcotraficante Minotauro, precisamente a través de la esposa de este y abogada de los empresarios, María Alciris, “con el tráfico de drogas, armas y contrabando de cigarrillos”.

Ahora, tras la bochornosa fuga de los 76 presos de la cárcel de Pedro Juan Caballero, se revela otro expediente de la Fiscalía brasileña que asegura que Minotauro, con su esposa María Alciris, sobornaba a fiscales, jueces, policías y funcionarios del Estado paraguayo. Un escándalo que ya ha costado la renuncia del viceministro de Política Criminal, Hugo Volpe.

Lamentablemente en el Paraguay no tenemos a ningún heroico Teseo ni a ninguna Ariadna que nos ayuden a salir del tétrico laberinto.