El dolor y el horror, pero también el orgullo y la resiliencia, acompañan cada viñeta de un cómic hecho para honrar la memoria de Ginette Kolinka , rota con su llegada al campo. “A partir de ese momento, creo que dejé de pensar. Como si mi cerebro se desconectara. Puede que dejar de pensar fuera lo que me salvó la vida”, asegura en el cómic. EFE