Se trata del iceberg A68a, hasta ahora el más grande del mundo, que se se separó en 2017 de la barrera de hielo Larsen en la península Antártica Occidental, la cual se calentó más rápido que cualquier otra parte de la Antártida.
El gigantesco témpano de hielo sigue desplazándose desde entonces en mar abierto y podría llegar a chocar con la isla San Pedro o Georgia del Sur, que es la principal del archipiélago de las islas Georgias del Sur, un territorio británico de ultramar, señaló Sputnik en una publicación.
De acuerdo con la BBC, el tamaño es similar a la isla de Atlántico Sur. A68a tiene 160 kilómetros de largo y 48 kilómetros de ancho en su punto más ancho, pero su profundidad es de menos de 200 metros.
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Esto significa que podría estacionarse peligrosamente cerca de la isla Georgia, que es hogar de miles de pingüinos de diferentes especies como el rey, que es un ejemplar de manchas amarillas en la cabeza y el cuello; el macaroni; barbijo y juanito.
Las focas también pueblan Georgia del Sur, al igual que los albatros errantes, la especie de ave más grande capaz de volar.
En el caso de que el iceberg aterrice contra la isla podría bloquear las rutas de alimentación, obstaculizando la capacidad de los padres pingüinos y focas para alimentar a sus crías.
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El iceberg también aplastaría el ecosistema del fondo marino que necesitaría décadas, o incluso siglos, para recuperarse, aseguran los biólogos marinos.
El carbono almacenado por estos organismos se liberaría en el océano y la atmósfera, sumándose a las emisiones de carbono causadas por la actividad humana, supusieron los investigadores.
Los icebergs se desprenden naturalmente de la Antártida hacia el océano, pero el cambio climático aceleró el proceso.
Hasta finales del siglo XX, la plataforma Larsen permaneció estable durante más de 10.000 años. Sin embargo, en 1995, un enorme trozo se desprendió, seguido por otro en 2002.