Con el 93,3% de las actas contabilizadas, Castillo lidera el recuento con un 50,16% de los votos, más de 55.000, y, muy significativamente, sostiene una tendencia de crecimiento sobre su rival desde que en la pasada madrugada se difundieron los primeros datos oficiales del recuento en Perú.
Aún no es posible confirmar la victoria del candidato de izquierdas, que de ganar sería el primer presidente de la República ajeno a las élites limeñas que han dominado la historia del país desde la época de la colonia, pues la distancia es mínima entre los contendientes y las variables del recuento son muy amplias.
Sin embargo, los márgenes matemáticos para Fujimori, que recoge hasta el momento el 49,83% de los votos, se reducen a cada momento.
Voto rural y exterior
Aún falta por contar la gran mayoría del voto de los peruanos del exterior, varios miles de sufragios en los que, según avanza el recuento, Fujimori obtiene un mayor respaldo.
Pero también faltan otros tantos miles de votos procedentes del interior rural, en donde la votación a favor de Castillo es superior al 80%.
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La carrera pasa entonces por ver si Fujimori es capaz no solo de compensar la distancia que ya la separa de Castillo, sino también el peso del voto campesino que sostiene al candidato del partido izquierdista Perú Libre.
Más aún, Fujimori, hija y heredera política del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), está viendo cómo la votación refleja casi como un espejo las estimaciones de conteo rápido que anoche hizo la encuestadora Ipsos, que otorgó la victoria a Castillo por 0,4 puntos porcentuales.
Hasta la fecha, el conteo rápido de Ipsos nunca ha fallado a la hora de predecir al ganador electoral en Perú.
Calma y expectación
Mientras el drama del recuento se sucedía, los candidatos y sus seguidores han mantenido cierta calma, así como los ciudadanos que no cesaron de hacer números y cálculos estadísticos para tratar de resolver quién y por cuánto ganaría la votación.
Castillo viajó en la madrugada desde Chota, donde votó el domingo en la noche, hacia Lima, ciudad a la que llegó sobre el medio día y en donde se refugió en la sede central de su partido.
En un principio anunció que daría una rueda de prensa, si bien poco después se anuló su comparecencia y siguió el silencio oficial de la campaña de Perú Libre.
Fujimori, por su parte, se encerró a primera hora del día en su cuartel general de Lima y no volvió a ser vista.
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El que sí habló fue el presidente interino Francisco Sagasti, quien durante la celebración de un acto militar indicó que los resultados de la segunda vuelta son “un claro y firme llamado a la reconciliación y a la unidad nacional”, al tiempo que hizo un llamado a la unión de peruanos y peruanas “respetando nuestras diferencias y sin menospreciarnos”.
"(Los resultados) son un mandato imperativo para ponernos de acuerdo sobre el rumbo que tiene que tomar el Perú al iniciarse nuestro tercer siglo de vida independiente, todos estamos llamados a defender la bandera de nuestra patria en unión y confraternidad, respetando nuestras diferencias” dijo el mandatario, quien entregará el poder a su sucesor el próximo 28 de julio.
Dos opciones opuestas
Para la candidata esta situación es, hasta el momento, un dejà vu, pues hace cinco años perdió el balotaje ante Pedro Pablo Kuczynski por apenas 40.000 votos, tras meses de haber ido por delante en las encuestas y pese a llegar con ventaja a la noche electoral.
Fujimori, que también perdió en segunda vuelta las elecciones presidenciales de 2011 frente a Ollanta Humala, afrontará con c asi total seguridad si es derrotada un juicio por el delito de lavado de activos por el que la Fiscalía pide más de 30 años de cárcel.
Esta situación legal ha sido una de las losas de su campaña en la que su impopularidad ha sido uno de los ejes centrales.
Por ese motivo, planteó esta elección como un referéndum entre “libertad y comunismo” y en defensa del modelo económico neoliberal instaurado por su padre, lo que polarizó toda la campaña.
La candidata del partido fujimorista Fuerza Popular aboga por continuar el sistema implantado por su padre hace 30 años, con un mercado abierto y promotor de la inversión privada que ha permitido al país crecer a grandes pasos en las últimas décadas.
Al frente, Castillo, un maestro y líder sindical del magisterio, apuesta por un profundo reformismo que incluye una nueva Constitución y la nacionalización de recursos naturales, pues considera que el progreso económico solo ha beneficiado a las clases más acomodadas y no ha resuelto las profundas brechas sociales.
El ganador asumirá su mandato el 28 de julio, día que Perú conmemorará los 200 años de su independencia, una fiesta enlutada por la crisis económica y sanitaria al registrar por la pandemia de Covid-19 más de 180.000 muertos que lo convierten en el país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por el coronavirus.