La serie surcoreana, convertida en un fenómeno mundial de masas, supera así a otros formatos de éxito como Bridgerton, que hasta ahora ostentaba el récord con 82 millones de espectadores, The Queen’s Gambit, Stranger Things, Tiger King o la española Money Heist (La Casa de Papel).
Sin embargo, ante los datos de audiencia de Netflix es recomendable andar con pies de plomo, ya que el método que usa la plataforma para definir un visionado resulta muy controvertido: Basta con que un abonado vea un contenido concreto durante dos minutos para que se contabilice como espectador.
La compañía lleva con absoluto secretismo todo lo referente a sus audiencias, que no están auditadas por una empresa externa como acostumbran desde hace años las cadenas de televisión tradicionales.
A pesar de las dudas sobre cómo contabiliza sus éxitos (de sus fracasos no hay noticia), está claro que El juego del calamar es uno de los formatos televisivos más populares en el último año.
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Según las métricas de Google, las búsquedas relacionadas con la serie eclipsan a las de cualquier otro título, las zapatillas Vans que visten sus protagonistas han aumentado sus ventas en un 7.800% y una operadora de internet surcoreana llegó a pedir a Netflix una indemnización por el incremento en el uso de banda que supuso su estreno en Corea del Sur.
El jefe de contenidos de Netflix, Ted Sarandos, ya avisó hace un par de semanas de que la serie tenía “muchas posibilidades de convertirse en su programa más importante”.
La trama de The Squid Game arranca con el protagonista Seong Gi-hun, un hombre endeudado que contacta al organizador de una competición que podría suponer la solución a todos sus problemas. Allí, encontrará a 455 personas de diferente clase social, todas con los mismos números rojos, dispuestas a luchar a vida o muerte por un premio millonario.
El éxito de la serie sorprendió a Netflix, que solo promocionó su lanzamiento en Corea del Sur y ni siquiera ofreció pases de prensa en Estados Unidos.
Pero el algoritmo de la plataforma, que detecta el contenido más exitoso en una región y lo potencia en otras, llevó a esta ficción al número uno en más de 90 países.
“Es un crecimiento salvaje. Producimos contenido local en todo el mundo y queremos que tenga impacto en los países en los que se hacen, pero de vez en cuando uno rompe en todo el mundo”, analizó Sarandos, al comparar el fenómeno de The Squid Game con títulos en español como La Casa de Papel y Elite, que han plantado cara al dominio de Hollywood.