“El trabajo para el cambio comienza de inmediato. Pero no tengan ninguna duda, reconstruiremos el Reino Unido”, declaró en su primer discurso desde la residencia oficial de Downing Street.
El líder laborista, de 61 años, había sido recibido poco antes en el Palacio de Buckingham por el rey Carlos III, quien le pidió formar gobierno y lo nombró oficialmente primer ministro.
“Ahora nuestro país ha votado decididamente por el cambio, por la renovación nacional”, declaró Starmer, quien procedió seguidamente a formar su gabinete.
Nombró al frente de la cartera de Economía a Rachel Reeves, primera mujer en ocupar ese cargo en el país, y como jefe de la diplomacia a David Lammy, un abogado descendiente de esclavos de origen guyanés.
Starmer, que acercó a su partido a posiciones más de centro tras la derrota laborista en las elecciones del 2019 de su antecesor, Jeremy Corbyn, de corte más izquierdista, hizo una campaña por el “cambio” menos radical. Prometió una gestión cautelosa de la economía, dentro de un plan de crecimiento a largo plazo que incluye potenciar los criticados servicios públicos, en particular el sistema de salud.
Durante la campaña, el derrotado primer ministro Rishi Sunak afirmó que la victoria laborista conllevaría fuertes aumentos de impuestos, pero Starmer aseguró que solo subiría gravámenes a ciertas categorías de contribuyentes, entre ellos escuelas privadas o empresas del sector de hidrocarburos, pero no a los trabajadores.
En sus primeras declaraciones, David Lammy urgió a “un cese el fuego inmediato” en la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás en la Franja de Gaza.
Poco después, Starmer ratificó el compromiso “inquebrantable” de Reino Unido con la defensa de Ucrania frente a Rusia, durante una conversación telefónica con el presidente estadounidense Joe Biden, informó Downing Street.