Pastizal, yuyos, basura y agua turbia es todo lo que puede ofrecer actualmente el lago Ypacaraí. Y resulta más que evidente, incluso sin contar con un informe sobre la calidad del agua, que nuevamente esta temporada ningún paraguayo podrá acudir a refrescarse al lago, para intentar aplacar el intenso calor del próximo verano, que gracias al cambio climático ya se está pronosticando.
De acuerdo con un reportaje publicado por ÚH, en la costa de la playa municipal de Areguá se observan residuos dispersos, y señalan los comerciantes que se encuentran ubicados en el lugar que son ellos quienes mantienen la limpieza del sector, pues la autoridades no le prestan atención a la costa de la playa. Estos comerciantes, para compensar la ausencia de otro tipo de atracción –ya que es imposible utilizar el lago con fines recreativos– ofrecen paseos a caballo y un parque infantil. Existen asimismo puestos de ventas de artesanías, bebidas, nuestro tradicional tereré y los infaltables postres de frutilla, la tradicional fruta de Areguá.
La playa no puede ser utilizada y es una verdadera vergüenza su estado de dejadez, pues en el lugar hay sitios con sombra y un paisaje de gran belleza por las serranías que rodean al lago.
No se conocen reportes actualizados de la Comisión Nacional de Gestión y Manejo del Lago Ypacaraí y su Cuenca (Conalaypa) ni del Ministerio de Obras Públicas, que lidera dicha comisión. En un informe que tiene tres meses indicaban que, a tres años de la implementación del proyecto Dique de Geobolsas se logró la restauración natural del ecosistema de la embocadura del río Salado. “Con la regulación del caudal de salida y un aceptable nivel del agua, hemos logrado la restauración de los humedales naturales que cumplen una función clave para la regulación de los niveles y la calidad del agua”.
No obstante, ninguna tarea será suficiente para lograr la recuperación de las aguas de lo que alguna fue el lago azul de Ypacaraí si no se eliminan absolutamente todas las fuentes de contaminación.
En toda la cuenca del lago este sigue siendo un considerable problema, especialmente por la falta de alcantarillado sanitario. Las descargas desde distintos frentes son permanentes, lo que contribuye a que los niveles de contaminación no bajen. Esto, junto con el muy perjudicial y nocivo aporte de industrias y mataderos que a diario siguen dañando al lago. Se debe recordar que este espejo de agua llegó hace poco tiempo a teñirse por completo de verde debido a la floración de cianobacterias, unas algas tóxicas alimentadas por los contaminantes depositados en el cuerpo de agua. La aparición de estas algas en la superficie es favorecida sobre todo con las altas temperaturas que se registran en el país.
Estos temas, así como la situación de contaminación del lago, aparecen cada temporada y las autoridades siguen haciendo promesas que posteriormente no tienen intención de cumplir. Mientras tanto, continúan las descargas directas de efluentes cloacales, tal como la denuncia realizada por Conalaypa el verano pasado por las descargas del sistema de alcantarillado sanitario en San Bernardino, sitio con alto número de quintas familiares; las denuncias ante el Ministerio del Ambiente, Ministerio Público y Essap no tuvieron retorno.
Es una obligación de las instituciones del Gobierno Central y sus autoridades, así como de la Gobernación de Central y todas las municipalidades de la cuenca del lago, hacer todo lo posible por preservar este importante recurso hídrico, a fin de poder garantizar que la población pueda hacer uso recreativo del lago.