22 feb. 2025

El meteorito no depende de su tamaño para provocar una extinción, según científicos

Desde que en 1981 se publicó la teoría que explica cómo desaparecieron los dinosaurios, la humanidad tiene tan claro el peligro que representan los meteoritos que la NASA ensaya estos días si puede desviarlos.

asteroid-g049e0a7d5_1280.jpg

El estudio analiza 33 impactos de meteoritos contra la Tierra.

Foto: Pixabay.

Pero, no siempre un asteroide provoca una extinción, ni siquiera depende de lo grande que sea. Puede que la clave esté en el suelo contra el que choca.

La Sociedad Geológica de Londres, la más antigua del mundo en su disciplina, publica este mes en su revista un trabajo de dos investigadores del Instituto Volcanológico de las españolas islas Canarias (Matthew James Pankhurst y Beverley Claire Coldwell) y uno de la Universidad de Liverpool (Christopher Stevenson) sobre el papel que juega un mineral en concreto, el feldespato potásico (Kfr), en los procesos de extinción ocasionados por meteoritos en el pasado de la Tierra.

Los autores recuerdan que, por el momento, solo hay dos impactos de meteoritos contra la Tierra a los que con carácter general la ciencia reconoce el hecho de haber desencadenado extinciones masivas en los últimos 600 millones de años: El de Chicxulub, en México, al que se atribuye la gran extinción del Cretácico, ocurrida hace 66 millones de años, y el de Acraman, Australia, hace 580 millones de años.

Le puede interesar: Localizan un cráter de meteorito más grande de los últimos 100.000 años

El más reciente de esos dos cataclismos dejó un cráter en la península de Yucatán de 85 kilómetros de diámetros, mientras que el anterior, en las montañas australianas, formó otro de 51 kilómetros.

“Eso creó la impresión de que si un tipo específico de impacto de meteorito puede provocar cambios a escala global, se requiere que tenga un tamaño extremo”, señalan los investigadores, porque el mecanismo de extinción que activa esos fenómenos es el del “invierno del impacto”, el periodo en el que la enorme cantidad de polvo proyectada por el choque bloquea la luz del sol, detiene la fotosíntesis de las plantas y cambia el clima del planeta.

Sin embargo, apuntan, si eso fuera así, tendría que haber una correlación casi inmediata en términos geológicos entre el choque del meteorito y la extinción masiva de seres vivos, porque los inviernos posimpacto son fenómenos pasajeros que duran generalmente menos de un año, aunque la capa de escombros dispersados por todo el planeta pueda perdurar muchos siglos.

Lea también: Estudio de meteoritos sugiere posible origen del agua de la Tierra

Este estudio analiza 33 impactos de meteoritos contra la Tierra ocurridos en tiempos en los que esta ya albergaba vida, incluidos los once a los que, con mayor o menor aceptación, se les atribuye el haber puesto en marcha procesos de extinción masiva en el planeta.

Su conclusión muestra que no es el tamaño del asteroide lo que determinó que su choque contra el planeta diera lugar a una extinción.

De hecho, encontró que algunos impactos de meteoritos enormes coincidieron en momentos relativamente estables para la vida, entre ellos el cuarto en tamaño en todo el registro geológico: El que formó hace 215 millones de años el lago Manicouagan, en Canadá, con 48 kilómetros de diámetro.

Más detalles: Encuentran nuevas evidencias de que meteoritos trajeron agua a la Tierra

En cambio, impactos más pequeños aparecen en el registro geológico en momentos en los que se aprecia un vuelco ecológico en el planeta.

Estos tres investigadores destacan que hay un elemento que se repite en todos los impactos asociados a procesos de extinción masiva en los últimos 600 millones de años: En las capas de polvo que depositaron abunda el feldespato potásico, un mineral inofensivo por lo general, pero que suspendido en la atmósfera, donde es raro encontrarlo en condiciones normales, cambia las propiedades de las nubes: Reduce la proporción de radiación solar que reflejan, lo que a su vez calienta el clima y potencia el efecto invernadero.

Y esa constatación les lleva a proponer como modelo que son los meteoritos que impactan contra suelos ricos en feldespato potásico los que tienen capacidad de desestabilizar el clima a escala global, cambiar las condiciones para la vida en la Tierra y activar procesos de extinción masivos.

Más contenido de esta sección
A sus 84 años, Víctor Toro, conocido cariñosamente como Torito, se volvió inesperadamente viral este febrero y reivindicó a aquellas generaciones de vendedores de periódicos que corrían por las calles de Chile y se convirtieron en atletas en la primera mitad del siglo XX.
El estado de salud del papa Francisco, de 88 años y hospitalizado desde hace más de una semana, sigue siendo “crítico” y su “pronóstico es actualmente reservado”, indicó este sábado por la noche el Vaticano, que aludió a una “crisis respiratoria asmática”.
La Justicia argentina inició este viernes la investigación por el caso de la criptomoneda $LIBRA, lanzada el pasado viernes y promocionada por el presidente Javier Milei, que fue denunciado junto a un grupo de empresarios que participaron de la operatoria.
¿Qué pasará con el famoso programa espacial Artemisa? Un mes después del regreso del republicano Donald Trump al poder, aún reina la incertidumbre sobre el futuro de este proyecto que apunta a que los estadounidenses regresen a la Luna.
Dedicar una hora diaria más a las pantallas digitales se asocia, a partir de la primera hora, con un 21% más de probabilidad de sufrir miopía, indica un estudio a cargo de investigadores coreanos y que publica Jama Network Open.
El papa Francisco descansó bien durante la noche y para guardar absoluto reposo el domingo solo se difundirá el texto del ángelus como la semana pasada, mientras que comienza al menos otra semana de hospitalización en el Gemelli de Roma debido a la neumonía bilateral que se le diagnosticó, informó el Vaticano.