11 ene. 2025

El ministro de Economía de Brasil teme colapso por el aislamiento

Ministro brasileño advierte que las medidas de confinamiento decididas por gobernadores para evitar el coronavirus provocarían un “colapso” económico y social, con desabastecimiento de alimentos.

Gran movimiento. Pese al confinamiento, la gente salió en Belém, estado de Pará (Brasil).

Gran movimiento. Pese al confinamiento, la gente salió en Belém, estado de Pará (Brasil).

El ministro brasileño de Economía, Paulo Guedes, advirtió ayer que las medidas de aislamiento tomadas por varios gobernadores del país para combatir el Covid-19 pueden generar un “colapso” económico y social, con desabastecimiento de alimentos.

“Aunque el pueblo tenga dinero en la mano, dentro de unos 30 días empezaría a haber carencias en las estanterías (de las tiendas) y a desorganizarse la producción, entrando en un sistema de colapso económico, de desorden social”, declaró Guedes.

El ministro se sumó así a la campaña del presidente Jair Bolsonaro, que critica las medidas de aislamiento social, pese a que la pandemia está en pleno proceso ascendente en Brasil, donde hasta ayer dejó más de 135.000 casos y 9.146 muertos, aunque numerosos expertos consideran que el balance está muy subestimado, debido a la imposibilidad de generalizar los tests.

El mandatario ultraderechista y su ministro ultraliberal, acompañados por varios empresarios, visitaron fuera de agenda al presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Dias Toffoli.

AUTONOMÍA. El máximo tribunal decidió recientemente que los gobernadores y los alcaldes tienen autonomía para decidir cuáles son las medidas más adecuadas para afrontar la pandemia en sus jurisdicciones.

En el encuentro, Bolsonaro declaró su preocupación por el “efecto colateral” de las medidas de aislamiento. “Sabemos que tenemos el problema del virus, que tenemos que preservar vidas, pero tenemos un problema que cada vez nos preocupa más: El desempleo y una economía que deje de funcionar. El efecto colateral del combate al virus no puede ser más perjudicial que la propia enfermedad”, declaró.

Varios estados, como San Pablo y Río de Janeiro, decretaron medidas de cuarentena parcial, con la autorización de funcionamiento de servicios esenciales, y estudian la posibilidad de reforzarlas ante el poco acatamiento.

En las capitales de esos dos estados, así como en Recife y Fortaleza (nordeste) y en Manaos (capital del estado de Amazonas), las unidades de cuidados intensivos de los hospitales están al borde del colapso.

Sin embargo, Bolsonaro, que llegó a calificar a la epidemia de “gripecita”, insiste en que el remedio no puede ser peor que la enfermedad.

DESAFÍO. El estado amazónico de Pará, en el norte de Brasil, inició ayer el confinamiento total en diez de sus municipios a fin de contener el avance del coronavirus, pero el tránsito de personas permaneció intenso en algunas regiones periféricas de la capital, Belém, pese a las restricciones.

Pará se convirtió en el primer estado de la Amazonía en decretar el “lockdown” (confinamiento), el cual será válido por diez días en la capital de Pará, Belém, así como los otros seis municipios de su región metropolitana y otros tres del interior del estado.

El “lockdown” decretado exige la “suspensión total” de todos los servicios no esenciales y limita la circulación de personas, aunque centenas desafiaron las restricciones en Belém. El estado tiene unos índices de más de 75 casos de Covid-19 por cada 100.000 habitantes, una media superior a otros (51 casos cada 100.000).


Economía en baja
La producción industrial de Brasil se hundió un 9,1% en marzo respecto a febrero, un impacto directo de las medidas de aislamiento, en un país que cuenta ya con casi 13 millones de desempleados. Para 2020, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una contracción de 5,3% de su PIB. El real se desvalorizó el miércoles a nuevos mínimos frente al dólar por el recorte superior al esperado de la tasa básica de interés decidida por el Banco Central de Brasil (BCB) para frenar el Covid-19. En 2020, la divisa brasileña, que a fines de 2019 cotizaba a 4,01 reales, se depreció un 45%. AFP