Cuando el padre Antonio Cosp regresó al Paraguay para , en el 2000, ingresaban a este grupo unos 60 matrimonios por año. Actualmente, solo en Asunción y en San Lorenzo ese número se duplicó, dice el sacerdote responsable nacional del movimiento.
“Hace un año, el movimiento empezó en Encarnación, donde están comprometidas unas 30 familias. También estamos en Villarrica y en Ciudad del Este. Schoenstatt crece año a año”, sostiene el cura.
Y lo hace pese a que se está en una época en que la juventud vive muy atada a cosas muy pasajeras, reconoce. “Pero el poder profundizar la vida interior, la vida verdadera, lo que llevamos dentro nuestro, es un camino maravilloso”, resalta.
Contribuyen a ello la campaña del rosario, que llega a la gente, según Cosp. “Parte del santuario y llega con mucha sencillez, por medio de 7 mil imágenes de la Virgen de Schoenstatt, cada una de las cuales debe llegar a 15 familias por lugar a las que se les pide orar. A esas imágenes se las encuentra en cualquier rincón, en cualquier compañía más alejada de la República”, cuenta con satisfacción el sacerdote. “La presencia de María es para renovar la consagración a ella, y esto también contribuye a que se dé un mundo de conversión”, explica.
Unas 5 mil personas activan plenamente dentro del movimiento. Más de la mitad son matrimonios. Al santuario de Tupãrenda, en Ypacaraí (km 34 y medio), llegan como peregrinos unas 35 mil personas en el día de la Virgen, el 18 de octubre. En el santuario joven, ubicado en Asunción, unas 400 personas visitan por día el lugar y semanalmente más de 2.000.
Para el padre Cosp, Schoenstatt es un movimiento muy moderno que parte de la libertad. En él hay toda una pedagogía de crecimiento que implica lo natural y lo sobrenatural. El hombre nuevo trata de ser perfecto en lo natural, como padre, hijo, como profesional, comprometido en el servicio social. En lo sobrenatural trata de cultivar su pertenencia a Jesús y su pertenencia a María. Todo esto por medios muy sencillos, como la oración de la mañana, explica.
Pero también tiene mucho peso lo mariano, ya que además de relacionar a una mamá, pesca lo subconsciente, lo hondo de una persona. Por eso la sana, la eleva. Ese es el secreto de lo mariano. Tenemos esa gracia en los santuarios de Schoenstatt de quererle mucho a la Virgen. Eso hace que nos podamos asemejar a la persona que amamos. Eso tiene una trascendencia de cambio”, aclara. El día de la Virgen de Schoenstatt se celebra el 18 de octubre. El jueves habrá cuatro misas en el santuario de