El Museo de la Justicia - Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos abre sus puertas por los 36 años del derrocamiento del dictador Alfredo Stroessner, para hacer un recorrido por la memoria, objetos y testimonios que se encuentran exhibidos en el lugar, bajo el objetivo de no olvidar lo vivido durante el stronismo.
Cada 3 de febrero se recuerda el Día Nacional de la Democracia y en este marco de conmemoración se habilitará en el lugar una muestra del artista Osvaldo Salerno, del 3 al 14 de febrero, de lunes a viernes de 9:00 a 13:00, en el Palacio de Justicia ubicado sobre Alonso y Testanova, en Asunción, planta baja.
La coordinadora del museo, la licenciada Rosa Palau, rememoró cómo se vivió aquella época y explicó a Última Hora lo que significa seguir preservando los Archivos del Terror.
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- ¿Cuál es el significado que tiene conmemorar la caída de la dictadura y cómo se vivió ese momento en 1989?
- Es el final de un tiempo muy largo de oscuridad. De luchas, de desapariciones, de detenciones injustas, de atropellos, de violaciones de derechos humanos.
La caída se vivió con gran algarabía, abrazos, solidaridad; líderes de los diferentes partidos políticos de oposición fundidos en abrazos con el pueblo, bailando y festejando la caída del dictador.
Días después, Alfredo Stroessner viajaba a Brasil, país que aceptó su asilo político. De nuevo el pueblo se congregó en la terminal aérea para comprobar efectivamente que se iba y expresar su alegría por su partida. Esta partida para el pueblo abría nuevas esperanzas. Ninguno pensó que, después de un tiempo, el dictador diría al observar una foto “están todos, solo falto yo”.
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- ¿Cómo se desarrolló la dictadura de Stroessner en Paraguay y cuál fue su impacto en la sociedad y la política?
- Fue la última dictadura en Paraguay, teniendo en cuenta que en el siglo XIX el país vivió bajo la dictadura del doctor Gaspar Rodríguez de Francia. Ya adentrados en el siglo XX, llegó Alfredo Stroessner, militar con el grado de general, que se lo dieron poco antes de asumir el cargo de presidente de la República el 15 de agosto de 1954.
Desde el mismo inicio de su gobierno, el pueblo mostró su disconformidad y aparecieron movimientos de resistencia.
Alfredo Stroessner legitimó su gobierno dictatorial utilizando el orden jurídico como instrumento. Así, se sustentó en las llamadas “leyes liberticidas”. La primera Ley 294/55 “De la defensa de la Democracia” y la segunda, la Ley 209/70 que deroga la anterior, denominada “De la Defensa de la Paz Pública y la Libertad de las Personas”. A estas dos debió añadirse el decreto del “Estado de Sitio”, que era renovado automáticamente cada tres meses.
Pruebas de esta resistencia y luchas (desiguales) contra la dictadura se encuentran en los documentos resguardados en el actual Centro-museo de la Justicia, más conocido como Archivos del Terror, que son las represiones a los movimientos guerrilleros, a las organizaciones campesinas, a sindicatos, a movimientos estudiantiles, marchas y hasta reuniones familiares, etcétera.
El aparato dictatorial puesto en marcha contaba con una legión de informantes, muchos de ellos contratados por el mismo régimen de manera a controlar, someter y –si fuera necesario– detener, torturar y hasta desaparecer personas, conciudadanos y extranjeros, en el marco de la doctrina de seguridad nacional y la denominada operación Cóndor.
- ¿Cómo se preserva y se exhibe la memoria de la dictadura y con qué tipos de objetos y testimonios cuentan?
- Haciendo un poco de historia, los primeros documentos de la Policía de la capital en la dictadura llegaron al Palacio de Justicia luego de un procedimiento judicial realizado en el Departamento de Producciones de la Policía en Lambaré, el 22 de diciembre de 1992. Posteriormente, se incorporaron otros, pertenecientes a la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (La Técnica) y al Departamento Judicial.
En marzo de 1993, por resolución N° 81/93 de la Corte Suprema de Justicia, se creó el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos (CDyA), como centro de apoyo jurisdiccional, brindando información y copias documentales a los juzgados y fiscalías en las causas abiertas por hechos violatorios contra los derechos humanos.
En el marco de la Ley 838/96 y sus modificaciones, brindamos informes y copias documentales a víctimas y/o familiares para las gestiones de indemnización ante la Defensoría del Pueblo.
Otra tarea como apoyo a la Justicia es dar respuesta a juzgados internacionales en causas abiertas por violaciones contra los derechos humanos en los respectivos países solicitantes.
En paralelo a esto, nuestro centro-museo ha recibido a delegaciones estudiantiles del nivel medio y universitarios de diferentes ciudades del país, así como también estudiantes extranjeros que visitan el país para seminarios, congresos o que se encuentran realizando estudios de maestrías en nuestras universidades, e investigadores nacionales y extranjeros que visitan el archivo para el desarrollo de sus trabajos.
En nuestro espacio contamos con una muestra permanente que relata la historia de la Justicia paraguaya con la mirada de derechos humanos, que es un auditorio para 50 personas, donde se brindan charlas y proyecciones sobre la historia de nuestro pasado reciente. En nuestros recorridos ingresamos a la sala de trabajo, donde los visitantes pueden acceder a la búsqueda y lectura de la documentación en las computadoras dispuestas para tal efecto.
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- ¿Qué papel juega el museo en la educación y la conciencia sobre los DDHH y la historia reciente del país?
- Desde sus inicios, el archivo colaboró en toda la actividad y acompañó las iniciativas ciudadanas, como así también puso a disposición de la Comisión de Verdad y Justicia toda la documentación que permitiera esclarecer los sucesos ocurridos durante la dictadura y que pudieran apoyar los testimonios presentados por las víctimas o sus familiares de detenidos y/o en caso de desapariciones forzosas.
Hasta hoy trabajamos y colaboramos con el Enabi, el Equipo Nacional de Búsqueda e Identificación de Detenidos desaparecidos.
Participamos activamente en las reuniones regionales del Mercosur, como punto focal del grupo Memoria, Archivos, Verdad y Justicia. Compartimos tareas con el Enabi y la Dirección de Verdad y Justicia de la Defensoría del Pueblo. No es solo para preservar los archivos, que es nuestra principal tarea, sino también es importante preservar y señalizar los sitios históricos y seguir buscando a nuestros desaparecidos.
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- ¿Por qué es importante recordar y reflexionar sobre la dictadura y sus consecuencias?
- Porque es importante recordar y reflexionar sobre cualquier suceso. Bueno, cualquier cosa que ocurra o haya ocurrido en la vida diaria o a través del tiempo, ese recordar o ese reflexionar que se haga nos hace sentir más humanos, más personas. Aunque el recuerdo sea doloroso o feliz. Son múltiples las situaciones importantes para cada uno de nosotros. Hacer ese ejercicio de memoria con la historia escuchada, estudiada, leída, vivida, nos permite pensar en cómo hubiera sido o cómo actuaríamos y eso nos permite madurar y entender cómo se debería actuar o reaccionar en situaciones futuras similares; de esta manera estamos deconstruyéndonos.
Esta deconstrucción nos permitirá crecer y madurar como sociedad. Entender que, si bien los medios tecnológicos distraen y nos aíslan, que cada vez nos convierten más en seres individualistas. Esos medios tecnológicos que queremos prohibir a las nuevas generaciones son las herramientas con las que debemos familiarizarnos y utilizarlas como medios de comunicación y de transferencia de memoria.
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- ¿Cuál es el mensaje para las nuevas generaciones sobre la importancia de la democracia, los DDHH y la justicia?
- La democracia, como tal, es una responsabilidad diaria de cada uno de los componentes de la sociedad. El respeto a los derechos humanos es fundamental, el respeto a la dignidad humana, a las opciones ideológicas, a la diversidad sociocultural. Debemos ser capaces de discutir ideas sin ataques personales, sin discriminación. Buscar hasta encontrar el proyecto común que pueda unirnos y trabajar en la consolidación de una democracia fortalecida con oportunidades mejores para todos, sin vencedores ni vencidos, con igualdad de oportunidades para todos y, por sobre todo, el respeto a la dignidad del ser humano.
Finalmente, mi deseo personal es que en la larga lista de útiles que a principios de año escuelas y colegios entregan a los padres, en el kit escolar que distribuye el MEC, incluyan un ejemplar de la Constitución Nacional y un ejemplar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estos dos materiales deben ser conocidos, leídos y comprendidos por docentes y alumnos, no solamente en el área de Ciencias Sociales. Debería ser una lectura reflexiva de manera general a inicio de la jornada educativa. No se debe olvidar que cada escuela o colegio está formando a ciudadanos.