La candidatura cuenta con más de 160 adhesiones, realizadas por organizaciones y redes de nacionales, regionales, de otros países e internacionales.
La Ex Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), en su edificio del Casino de Oficiales, tuvo el núcleo represivo del centro clandestino de detención, tortura y exterminio.
Entre 1976 y 1983 este edificio cumplió una doble función, era el lugar de esparcimiento y descanso de las altas jerarquías de la Armada al mismo tiempo que lugar de reclusión por el que pasaron unos 5.000 detenidos desaparecidos. Se encuentra en avenida Del Libertador 8151, en Buenos Aires, dentro de un predio de 17 hectáreas donde existen unos 35 edificios.
La conservación del Casino de Oficiales, que fue el centro represivo, fue resultado de la lucha de los organismos de derechos humanos durante más de 40 años.
Fue así que en 2004 la Armada fue desalojada del lugar que se convirtió en un espacio para la memoria, la promoción y defensa de los derechos humanos. En 2015 se inauguró el Museo Sitio de Memoria ESMA con una intervención museográfica permanente y, dada su condición de prueba judicial, el edificio mantiene su estructura original, no puede ser intervenido. El programa al que se postula en la Unesco tiene como propósito identificar y preservar los bienes patrimoniales que tienen valor universal excepcional. Con esta postulación la institución, según explicaciones brindadas por la directora ejecutiva del Museo, Mayki Gorosito, propone una reinterpretación del bien, ya no solo en el contexto de su relevancia dentro de la historia argentina y regional, sino como una contribución al patrimonio cultural del mundo. Actualmente es un espacio de denuncia del terrorismo de Estado y transmisión de la memoria. Lo que se da por medio de cientos de voces de sobrevivientes recogidas durante los juicios a los responsables de ejecutar el terrorismo de Estado.
Esas voces relatan durante el recorrido por el edificio toda la crueldad a la que fueron sometidos en ese sitio. Cuentan sobre las mujeres embarazadas, mantenidas con vida hasta el momento del parto. Hay registros de más de 30 mujeres en esta situación que pasaron por la ESMA. Varios niños nacidos en este lugar pudieron ser restituidos a partir de 1983 gracias a la lucha de sus familiares y de Abuelas de Plaza de Mayo. En este centro de reclusión, los recién nacidos generalmente eran entregados a integrantes de las fuerzas represivas o a sus allegados. “El estado de gestación de las mujeres no fue obstáculo para que fueran sometidas a tormentos físicos, síquicos y a condiciones inhumanas de higiene y alimentación”, se lee en uno de los pasajes del edificio.
En una suerte de frío ático del Casino de Oficiales se encontraba el principal lugar de reclusión de los prisioneros y prisioneras. Lo llamaban “Capucha”, porque allí permanecían esposados de pies y manos, con una capucha o antifaz de tela en la cara. Ubicados sobre colchones en el piso y aislados en cubículos e identificados por un número.
Otro sitio sobrecogedor es el Sótano, lugar al que eran ingresados los prisioneros al llegar a la ESMA y también el último por el que pasaban. En el sitio eran sometidos a interrogatorios bajo tortura. También era donde les aplicaban un tranquilizante llamado Pentotal, que los adormecía antes de ser trasladados a Aeroparque y a otras bases militares en donde eran subidos a aeronaves desde donde eran arrojados al Río de la Plata o al mar. Eran los vuelos de la muerte.
La visita al Museo culmina en una sala con una proyección sobre los juicios y condenas a los responsables de los crímenes de lesa humanidad.