28 nov. 2024

El nacimiento de la coronalengua

Muchas cosas se tuvieron que “reinventar” durante la pandemia, incluyendo el lenguaje. Hoy hablamos de “covidiota”, “coronoia”, “zoomear”, “infodemia”, “maratonear”. ¿Ha nacido la “coronalengua” o el “covidioma”?

La pandemia del coronavirus dio paso a la creación de neologismos e incorporaciones del lenguaje.

La pandemia del coronavirus dio paso a la creación de neologismos e incorporaciones del lenguaje.

Andrés Colmán Gutiérrez
Escritor y periodista

Una actriz de teatro que se quedó sin trabajo por la pandemia del Covid-19 ha tenido que reinventarse, montando un servicio de comidas vegetarianas con distribución a domicilio. Un cantante de rock se reinventó como repartidor delivery en motocicleta. “Reinventarse” es una de las palabras más escuchadas desde que se inició la cuarentena parcial o total, junto a otros vocablos como “asintomáticos”, “cuarentena”, “distanciamiento social”, “aplanar la curva”, “crecimiento exponencial”, “nueva normalidad”, o neologismos como “coronoia”, “covidiotas”, “infodemia”, “zoomear”.

Algunos expertos en lingüística hablan del nacimiento de la “coronalengua” o el “covidioma”. En Japón se inventó la palabra on-nomi, que significa “beber en línea” y designa al rito de quien levanta una copa frente a la pantalla de la compu o el celular con alguien que del otro lado hace lo mismo. Los alemanes inventaron “hamsterkauf” (hámster, el roedor y kauf, compra) para designar a los que atropellan supermercados y compran todo lo que encuentran. En inglés llaman “coronials” a los bebés que nacen durante la pandemia y “covidiot” (covidiota) a los Trump o Bolsonaro que minimizan el riesgo de la pandemia, pregonan que el virus no existe y salen irresponsablemente a contagiarse y a contagiar.

EL GLOSARIO DE MODA

Veamos algunas palabras que se han metido en nuestro lenguaje cotidiano desde que empezó la pandemia.

“Covid-19” es probablemente el término más usado. Hay una discusión acerca de si es el Covid o la Covid. En España y otros países, los medios de comunicación usan el femenino, pero en Paraguay y en la región se impuso el masculino.

La Organización Mundial de la Salud aclaró que Covid no es el nombre del virus (que en realidad se llama SARS-CoV-2), sino de la enfermedad y, por tanto, debe usarse en femenino. Covid-19 se forma con “co” (por la forma de corona solar), “vi” por la palabra virus, la “d” de “disease” (enfermedad en inglés) y el 19 por el año de su aparición, 2019. La Real Academia Española (RAE) dice que “lo más adecuado” es usar la denominación en femenino, pero “es más frecuente y válido” su uso en masculino. Si decís “el” o “la” Covid, no importa.

Otra palabra muy usada es “coronavirus”. No es el nombre del virus ni de la nueva enfermedad. Los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves. El nombre ya se usaba, pero recién ahora le dimos más importancia. En términos científicos se llama Orthocoronavirinae, pero dejá nomás, es muy difícil de pronunciar.

Hemos aprendido las diferencias entre “epidemia” y “pandemia”. La primera tiene que ver es con una enfermedad que se propaga en un país durante un tiempo determinado y afecta simultáneamente a un gran número de personas. Pandemia es cuando la enfermedad se extiende a muchos países o ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.

Otra palabra antigua que cobró actualidad es “cuarentena”. Proviene del italiano quaranta giorni, que en términos médicos se empezó a usar en la época medieval, aislando a las personas durante cuarenta días para evitar contagios de pestes. Ahora se dice cuarentena, aunque no dure cuarenta días. Ante el Covid-19 el aislamiento recomendable es de 14 días, pero en el Paraguay ya llevamos más de cien días entre cuarentena total e inteligente (sí, también descubrimos que una cuarentena puede ser “inteligente”, pero no lo son muchos de quienes la aplican o la deben acatar).

OTRAS INCORPORACIONES DEL LENGUAJE

“Aplanar la curva”. No, no es tomar la autopista a gran velocidad. Es una estrategia de salud pública que busca ralentizar las infecciones por Covid-19 con base en el aislamiento social y las restricciones a la circulación de personas, evitando que todos los casos alcancen su punto máximo a la vez.

“Crecimiento exponencial”. No basta contar cuántas personas se enferman para monitorear una epidemia, también hay que saber qué tan rápido aumentan los casos. Calcular a cuantas otras personas contagia cada infectado. De eso se trata.

“Asintomáticos”: Son las personas que se han contagiado con el virus, pero no tienen los síntomas característicos. Se cree que igual pueden contagiar.

“Distanciamiento social”: Es lo que más se recomienda para evitar la propagación del coronavirus. Aislarse, quedarse en casa, trabajar desde el hogar, no acercarse a otra persona más de dos metros, usar mascarillas, zoomear, maratonear. Hay quienes dicen que el término es incorrecto, porque promueve una ruptura social y sugieren cambiarlo por “distanciamiento físico” e “interacción social a distancia”.

LOS NEOLOGISMOS DE LA CORONALENGUA

-“Zoomear”: Ante la imposibilidad de salir, se impuso el sistema de comunicación laboral y contactos personales por videollamadas y videoconferencias. Entre las plataformas más utilizadas en internet apareció Zoom, por ello su utilización es conocida como “zoomear”, pero también se usan otras plataformas como Microsoft Teams, WhatsApp, GoToMeeting, Google Meet, Skype, etc. Hay quienes organizan bailes y cumpleaños por Zoom.

-“Coronoia”: Es la paranoia en tiempos de coronavirus, como la compulsión de desinfectar todo lo que está al alcance, de temer que los demás nos contagien. Hace vecinos ataquen los albergues de personas en cuarentena, que discriminen a los recuperados o exijan la expulsión de médicos o enfermeros de sus edificios.

-“Infodemia”: El vocablo ya existía, pero se puso más de moda. La Organización Mundial de la Salud lo emplea para referirse al exceso de información acerca de un tema, en gran parte rumores falsos o mitos. En Paraguay, mucha de esta infodemia (epidemia de falsa información) se sintió en WhatsApp y en redes sociales de Internet, como en el popular “radio so’o” (chismes a nivel comunitario).

-“Covidiota”: “Persona estúpida que ignora los protocolos, la distancia social o cuarentena, ayudando al contagio del Covid-19. Imbecilidad humana que busca acaparar mercadería innecesariamente, aumentando contagios y privando a otros de abastecerse normalmente”, dice una definición en Internet. Se incluye a quienes sostienen que el virus no existe, que la pandemia es una farsa, que fue inventado por China o Estados Unidos, que es solo “una gripeziña”, como a los fanáticos que dicen que Dios los va a proteger y no asumen ninguna protección o cuidado.

-“Coronials”: Han pasado los millennials, centennials y la generación Z. Ahora es el tiempo de los “coronials”, la generación de los bebés concebidos durante la cuarentena del Covid-19. ¿Alguien se llamará Juan Covito o María Coronavirus?

-“Maratonear”: Otra palabra que ya se usaba pero se puso de moda con el tekorei de la cuarentena, para denominar las interminables sesiones de ver películas o series de televisión a través de los servicios de streaming.

Hasta aquí llegamos, por ahora. A propósito, este artículo lo hemos realizado en modo “coronaperiodismo”.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.