Con promesas de participación en el gabinete, así como de liberar recursos para los legisladores, el líder progresista consiguió el respaldo de los grandes partidos de centro que no lo apoyaron en las elecciones para aprobar esta semana una enmienda constitucional vital para su gestión.
La iniciativa garantizó dinero en el presupuesto de 2023 para financiar los subsidios a los pobres, el aumento del salario mínimo, inversiones en educación y salud y otras promesas que el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) hizo durante la campaña electoral. La enmienda obtuvo el respaldo de 331 de los 513 miembros de la Cámara de Diputados y de 63 de los 81 senadores gracias al apoyo decisivo del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), del Partido Social Democrático (PSD) y de Unión Brasil, 3 formaciones con importantes minorías y que no apoyaron a Lula en las elecciones.
La iniciativa obtuvo incluso el voto de 37 de los 56 diputados del Partido Progresistas (PP), formación de derechas que apoyó a Bolsonaro en las elecciones, pero que se acercó a Lula después de que prometiera respaldar la reelección del actual presidente de la Cámara baja, Arthur Lira.
Tras la inédita aprobación en tiempo récord de una propuesta de un presidente aún sin asumir, el dirigente socialista reafirmó su intención de negociar la inclusión en la coalición oficialista de las formaciones de centro y de derecha que no lo apoyaron en las elecciones, pero tampoco a Bolsonaro.
“Es la primera vez que un presidente comienza a gobernar antes de asumir el mandato. Muchos partidos que no son de la coalición oficialista apoyaron el proyecto. Por eso tenemos que acoger a fuerzas que no nos apoyaron”, afirmó. EFE