07 abr. 2025

El nuevo mundo desglobalizado

Hace pocas semanas pude escribir en ÚH sobre el Nuevo Orden Monetario Internacional como uno de los objetivos de la nueva Administración de los Estados Unidos. El propósito, con variadas metas, es volver competitivo a los Estados Unidos, desvalorizando al dólar, históricamente sobrevaluado, corregir los desequilibrios externos de la balanza comercial y de cuenta corriente, reindustrializar el país, generar empleo y renta en el sector real de la economía, y dejar de ser el sheriff del mundo.
Para poner en contexto lo que está aconteciendo, hoy quiero hablar sobre la recesión geopolítica del presidente Trump. En particular, adónde está llevando a los Estados Unidos y adónde nos está llevando al resto del mundo desde una perspectiva histórica y prospectiva, al mismo tiempo. Para orientarnos en este contexto, permítanme comenzar explicando las dos dimensiones del neoliberalismo, dos caras de una misma moneda, que ahora está en serias contradicciones.

NEOLIBERALISMOS

Existen dos tipos de neoliberalismo. El primero es el 1. Neoliberalismo doméstico y el segundo es el 2. Neoliberalismo internacional.

El primero supone reducción de impuestos, desregulación de los mercados, privatización de empresas públicas y minimización del papel del Estado en la economía. El segundo propone reducción de tarifas al comercio exterior, promoción del libre comercio, tasas de cambio libres y fluctuantes, libre circulación de capitales, tecnología, bienes y servicios, no así de mano de obra entre naciones. Esta diferenciación en términos característicos es crucial para entender a la China de Xi-Jinping y a los Estados Unidos de Donald Trump. China le dijo no al neoliberalismo doméstico. De hecho, el Estado es un actor preponderante dentro de la economía. Pero China le dice sí al neoliberalismo internacional. De hecho, China es el principal socio comercial de la mayoría de los países del mundo, por encima de los Estados Unidos, de lejos.

Esto es lo que distingue a la China de todos los demás países neoliberales que se llaman desarrollados que, hasta que llegara Trump, se adhirieron tanto a 1 como a 2, incluyendo a los Estados Unidos, el grupo de NAFTA y la UE. China, sin embargo, mantuvo un Estado fuerte, sobre todo en las áreas críticas y estratégicas como energía, seguridad, construcción de infraestructura pública y metalúrgica pesada. También invirtió bastante en medicamentos, telecomunicaciones, inteligencia artificial y tecnología espacial, dejando al sector privado que invierta, con robusto apoyo estatal, en los demás sectores del mercado que no eran muy estratégicos. Un ejemplo del poder del Estado es Jack Ma con su ANT Group que quiso sobrepasarse lanzando el mayor IPO en la historia de la humanidad para construir un imperio en el mundo Fintech relativamente desregulado. El dueño de Alibaba desapareció por un tiempo hasta que reapareció en un acto público con Xi-Jinping, obediente al poder público, abortando sus propósitos de megaunicornios.

GLOBALIZACIONES

Por otro lado, así como existen dos tipos de neoliberalismo, es posible discernir dos globalizaciones históricas recientes en los dos últimos siglos y presentes en el actual. La primera se inició en 1870 hasta alrededor de 1920. Cincuenta años de crecimiento económico, sobre todo occidental, como veremos más adelante, con un fuerte impulso del comercio internacional. La segunda se inició en 1989 con la caída del Muro de Berlín y, se supone que se extiende hasta la pandemia del covid en el 2020.

Treinta años de libre comercio global con la integración de mercados y de procesos productivos internacionales. Ambas globalizaciones solapan instituciones, estructuras y hábitos económicos, sociales y políticos que dieron origen al mundo de nuestros días. Lo que se conoce como mundo desarrollado y mundo subdesarrollado responde a lo que cada uno de los procesos de la globalización 1.0 y globalización 2.0 establecieron en el mundo.

La primera globalización 1.0 tenía características específicas las cuales son colonialismo y hegemonía del Reino Unido; gran incremento del ingreso per cápita en lo que se conoció luego como el mundo desarrollado; al mismo tiempo hubo mucha explotación de la mano de obra y estancamiento y descenso en los ingresos per cápita en países como China y continentes enteros como África. El ingreso per cápita entre 1870 y 1910 creció en 35% en el Reino Unido. Mientras que en los Estados Unidos se duplicó en el mismo periodo.

El producto per cápita de la China, sin embargo, cayó en cuatro por ciento mientras que el de la India creció apenas dieciséis por ciento. Este es el nacimiento de lo que llamamos Tercer Mundo reforzando la desigualdad y la inequidad entre el Occidente desarrollado y el resto del mundo empobrecido y subdesarrollado. Las regiones más ricas crecían más rápido que las pobres o menos pobres y estas se estancaron o retrocedieron.

A la desigualdad creciente entre naciones, la inequidad también crecía dentro de las naciones, en especial en los países occidentales desarrollados. Y también en los subdesarrollados.

No olvidemos que desde 1870 y con las ventas de tierras públicas de 1883 a 1885 a instancias de Bernardino Caballero a empresas extranjeras, algunas de ellas asociadas con el mismo Caballero, la desigualdad e inequidad entre paraguayos expulsados de sus pueblos se agudizó. Todo esto, ante la privatización de las tierras, con nuevos dueños, como la Industrial Paraguaya y la IPC en el Chaco. Es importante recordar que el 15 de julio de 1927 el Gobierno paraguayo asesinó a unos cuantos obreros que comenzaron una huelga en la empresa taninera International Products Company en Puerto Pinasco. Era el Estado liberal. El símbolo de la explotación del mensú nos recuerda en el Paraguay un modelo de trabajo en esclavitud a la que se sometió a la población, incluso y, sobre todo, luego de ser casi aniquilada en la Guerra Guasu, de 1864 a 1870. Ojo con esto.

Luego, en el mundo, vinieron las leyes prohibiendo el trabajo infantil y la extensión excesiva de horas y días de trabajo, justo cuando Carlos Marx publica El capital , en 1867.

En esencia, la primera globalización tuvo como principal característica el crecimiento de la desigualdad entre naciones y dentro de ellas.

La segunda globalización 2.0, dicen que se extiende desde 1989 hasta el 2020. Otros consideran que es hasta el 2017, cuando Trump asume su primer gobierno. Durante este periodo, en especial con Thatcher en el Reino Unido y con Reagan en los Estados Unidos, el mundo occidental creció considerablemente, pero, a tasas modestas, comparando con el extraordinario crecimiento de Asia, sobre todo la China. Entre 1990 y el 2020 el ingreso per cápita de Estados Unidos creció a una tasa anual acumulativa del 1,4% a cada año, por debajo incluso de la primera globalización. La tasa de crecimiento del Reino Unido fue del uno por ciento, apenas. No obstante, países populosos y relativamente empobrecidos, crecieron a tasas del 3,5% como Tailandia, India 4,2% y China 8,5%. Todo es ingreso per cápita, crecimiento anual acumulativo exponencial. El crecimiento del per cápita de China e India excede grandemente al crecimiento respectivo de Estados Unidos y el Reino Unido.

Esto ha transformado totalmente el mundo y mudado el centro gravitacional de la economía y la geopolítica hacia el océano Pacífico, afectando también los ingresos relativos y el posicionamiento de las poblaciones tanto en el Occidente como en el Oriente asiático. Posteriormente, estos fenómenos convirtieron a China en el actor geopolítico más relevante del mundo, el que desafía en forma creíble la hegemonía de los Estados Unidos.

El resultado fue que la clase media y la clase trabajadora de Occidente, incluyendo a Estados Unidos, Reino Unido y Unión Europea, cayeron en sus ingresos medios per cápita y en su calidad de vida. Las clases medias en estos países fueron damnificadas en sus propios países porque perdieron en sus ingresos per cápita comparados con los ingresos medios de sus propios compatriotas que se enriquecieron, los más ricos, en la distribución de la torta. Estos fueron los perdedores por partida doble. Primero, ante el incremento de los ingresos de la clase media asiática y perdieron ante el incremento de los ingresos de los superricos de sus respectivas naciones.

Metafóricamente, se quedaron apretados en el medio como el queso del sándwich. Contrariamente a lo que pasó en la globalización 1.0 cuando los ingresos occidentales subieron, en la globalización 2.0 los ingresos occidentales disminuyeron, en términos comparativos. Qué tal. El índice de Gini se duplicó en la China cuando sacó a millones de la pobreza. Lo mismo pasó en la India.

En sentido inverso, la desigualdad se agudizó en todo el Occidente con la globalización 2.0. Todo esto se pudo observar en los gobiernos de Thatcher, Reagan, Tony Blair y Bill Clinton. En la globalización 1.0, el crecimiento y el desarrollo fue prioritariamente occidental y la inequidad creció entre las naciones y dentro de ellas. Del mismo modo, el crecimiento del ingreso per cápita fue mayor en Occidente antes que en Oriente. En sentido contrario, cuando la globalización 2.0 el crecimiento y el desarrollo fue sobre todo en el Oriente más que en el Occidente y la inequidad creció entre y dentro de naciones, igual que cuando la primera globalización, pero en esta vez sobre todo en el Occidente.

La clase media occidental no percibió que estaba siendo superada por la clase media asiática. Solo cayeron en la real cuando vieron con sus propios ojos que los ricos de los Estados Unidos se volvían superricos, inalcanzables.

Esto causó una gran insatisfacción social lo que permitió el surgimiento de líderes políticos y partidos populistas, algunos de izquierda y otros de derecha. Al comienzo, aparecieron Chávez y Maduro en Venezuela, Kirchner en Argentina. Luego, Bolsonaro en el Brasil. Y ahora Trump y Milei, en Estados Unidos y Argentina, respectivamente.

CONCLUSIÓN

Finalmente, lo relevante es que la globalización 1.0 fue pésima y dañina para el sur global y para el Oriente lejano. La globalización 2.0 mejoró los ingresos del sur global, y en especial, también, los de los países del Asia. Así es como se fortalece la China, la gran protagonista del nuevo siglo XXI.

El 2 de abril de 2025, el Día de la Liberación, como se esperaba, Trump anunció sus nuevas barreras tarifarias diseñadas conforme a los déficits en balanzas comerciales con diversos países alrededor del mundo.

Considero que, si esto avanza, es el fin del mundo occidental como alianzas tradicionales entre naciones: con libre comercio, libertad económica, hegemonía de Estados Unidos, dólar poderoso, libertad de expresión, democracia, etcétera.

El Mercosur no funciona y no sabe adónde disparar. Milei y Lula ni se hablan. Trump le ninguneó a Milei hace pocos días, quien viajó a EEUU para hablar personalmente con Mr. Donald, así como le hizo a su otro cholulo, Peña, en enero, cuando ni le invitó a entrar al evento principal el día de la inauguración de su mandato.

Uruguay ya está hablando con China. Paraguay no sabe dónde está parado. Iba a manejar la OEA, pero nos jodieron en Mar-a-Lago, vendiéndonos una foto con Trump para luego dejarnos abandonados. Ingenuos.

Con el gobierno cheto de SP, cuyo aspiracional geopolítico es levantar las sanciones Magnitsky y una casa en San Bernardino, no sabemos qué hacer en este admirable mundo nuevo.

Saludos cordiales.

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