Este clásico culinario típico no solo de Hiroshima, sino también de Osaka y Tokio, deriva de las palabras “okonomi” (lo que quieras) y “yaki” (a la plancha), con ingredientes que varían desde el cerdo o marisco a una versión más simple con solo masa y fideos.
En Hiroshima (al oeste de Japón), esta comida se convirtió en una de las pocas opciones asequibles tras la guerra por la profunda escasez y al contar con un único ingrediente principal: la harina, que se podía combinar con algunas verduras procedentes del racionamiento estadounidense o cualquier otro producto que encontraran.
“Es un plato que comemos muchísimas veces desde niños. Al igual que el udon o ramen, el okonomiyaki se come desde los tres años. Tus padres o abuelos te traen a sus sitios favoritos y luego traes a tus hijos”, dijo a EFE Sachio Okinaka, responsable del mítico restaurante de Okonomiyaki Ganso Henkutsuya, durante un tour de prensa organizado por el Centro de Prensa Extranjera de Japón (FPCJ, en inglés).
Según Okinaka, su restaurante familiar tiene clientes de hasta tres generaciones distintas, lo que para este chef indica la popularidad del plato. “Así es el okonomiyaki para la gente de Hiroshima”, añade.
Con más de medio siglo de historia, este céntrico restaurante puede albergar a unas 24 personas y ofrece platos simples y tradicionales, además de otros que incorporan las conocidas ostras locales, gambas y calamar o carne y queso. Sus precios oscilan entre los 900 yenes (6 euros) a los 1.400 yenes (9,50 euros) por okonomiyaki.
El okonomiyaki de Hiroshima
A diferencia de la versión de Osaka, en la que se mezclan todos los ingredientes en una especie de masa que luego se pasa por la plancha, o la de Tokio —monjayaki—, en la que la masa se esparce por la plancha y se come con una pequeña paleta, en Hiroshima, el okonomiyaki se cocina por capas e incorpora fideos.
La primera capa es una especie de tortita de harina, luego repollo, una montaña de fideos, a la que se pueden añadir varios condimentos como un huevo frito o panceta y se termina todo con salsa worcestershire, alga seca y escamas de bonito
“El secreto del okonomiyaki es que es algo que no cansa a la gente y que está rico. Al igual que se come ramen y udon frecuentemente, el okonomiyaki es algo parecido”, explica Okinaka.
La importancia de este plato llegó después de que la ciudad quedara devastada el 6 de agosto de 1945 cuando el avión Enola Gay soltó sobre la ciudad la primera bomba nuclear utilizada en combate real y bautizada como “Little Boy”, precipitando la rendición de Japón y el final de la II Guerra Mundial.
Esta bomba acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas, cerca del 30 % de la población de entonces. A finales de 1945, el recuento aumentaba a unas 140.000 y en los años posteriores las víctimas por los efectos de la radiación sumaron más del doble.
Reunión del G7
Esta ciudad del oeste de Japón será la sede de la reunión del G7 del 19 al 21 de mayo, una elección que busca transmitir un mensaje de paz y en contra de las armas nucleares ante el aumento de las tensiones a nivel global tras la invasión rusa de Ucrania, y donde se espera que los líderes degusten esta especialidad local.
A Okinaka le encantaría traer a los líderes de este grupo, incluido el presidente estadounidense, Joe Biden, a su pequeño restaurante para degustar esta delicatessen local, pero no sabe si será posible por cuestiones de seguridad.