En este discurso dirigido al mundo académico y universitario, el papa abordó el uso de las tecnologías destacando sus riesgos y para ello usó las palabras de Romano Guardini, quien fue un “gran intelectual y hombre de fe” y que en sus reflexiones “no demoniza la técnica, que permite vivir mejor, comunicar y tener muchas ventajas, pero que advierte del riesgo de que se vuelva reguladora, si no dominadora, de la vida”.
Francisco alertó de que a veces el uso de las tecnologías puede llevar “a la falta de límites”, en la lógica del “se puede hacer, por tanto, es lícito”.
“Pensemos también en la voluntad de poner en el centro de todo no a la persona y sus relaciones, sino al individuo centrado en sus propias necesidades, ávido por acumular y voraz por aferrar la realidad”, criticó el papa en esta universidad católica.
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Pero además alertó de la consecuencia de que también puedan erosionar “los vínculos comunitarios”.
“Cuántos individuos aislados, muy de redes sociales y poco sociales, recurren, como en un círculo vicioso, a los consuelos de la técnica para llenar el vacío que experimentan”, señaló.
Aunque observó que “no quería generar pesimismo”, pues “sería contrario a la fe que tengo la alegría de profesar” sí que quiso llamar la atención sobre esta “arrogancia de ser y de tener” y ante “el cierto uso de los algoritmos que puede representar un ulterior riesgo de desestabilización de lo humano”.
Para ratificar sus advertencias, el papa citó el libro “Señor del mundo” de Robert Benson, que “describe un futuro dominado por la técnica y en el que todo, en nombre del progreso, está uniformado; en todas partes se predica un nuevo humanismo que suprime las diferencias, anulando la vida de los pueblos y aboliendo las religiones”.
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Aunque el papa también indicó que “con la ayuda de la ciencia no queremos sólo entender, queremos también hacer lo correcto, es decir, construir una civilización humana y solidaria, una cultura y un ambiente sostenibles”.
Al referirse a que “Hungría ha visto sucederse que se imponían como verdad, pero no daban libertad”, el papa habló del paso del comunismo al consumismo.
“En ambos ‘ismos’ hay una falsa idea de libertad; la del comunismo era una libertad forzada, limitada desde fuera, decidida por otro; la del consumismo es una libertad libertina, hedonista, aplanada, que nos vuelve esclavos del consumo y de las cosas”, manifestó.
Finalmente, el papa abogó por un conocimiento “que nunca se desvincule del amor, relacional, humilde y abierto, concreto y comunitario, valiente y constructivo” y que “esto es lo que las universidades están llamadas a cultivar y la fe a alimentar”.