El pontífice argentino, que ha expresado en múltiples ocasiones su preocupación por la invasión rusa de Ucrania, presidirá la consagración en la Basílica vaticana a las 17.00 locales (16.00 GMT), según anunció hoy el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Otro acto tendrá lugar el mismo día en Fátima, presidido por el limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski, enviado para la ocasión y que ha visitado recientemente Ucrania.
La Conferencia Episcopal ucraniana había solicitado al Papa que consagrara al Inmaculado Corazón de María a los dos países contendientes “tal y como pidió la Santísima Virgen en Fátima”.
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Y es que la petición tiene que ver con los conocidos como “Misterios de Fátima”, las supuestas revelaciones que la Virgen entregó a tres jóvenes pastores en la localidad portuguesa de Fátima en 1917.
La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país “difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia”.
“Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, y varias naciones serán destruidas”, terminaba el mensaje.
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En cualquier caso no será la primera vez que el país es consagrado al Inmaculado Corazón de María. El papa Pío XII ya lo hizo el 7 de julio de 1952 en su Carta Apostólica “Sacro vergente anno”.
El 21 de noviembre de 1964 Pablo VI renovó la consagración de Rusia, en el marco del histórico Concilio Vaticano II, y dos décadas después, en 1984, Juan Pablo II extendió esa bendición a todo el mundo.