El pasado domingo, el mismo Francisco anunció durante el rezo del Ángelus que no participaría en los ejercicios espirituales de Cuaresma con miembros de la Curia Romana, por el resfriado.
El Papa apareció en la audiencia del pasado miércoles ya algo resfriado y, por la tarde, celebró la misa para la imposición de la ceniza y la tradicional procesión desde la Basílica de Santa Sabina a la Iglesia romana de San Anselmo, en la colina romana del Aventino.
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Al día siguiente, optó por permanecer en su Residencia de Santa Marta, en lugar de acudir a la liturgia penitencial con el clero de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán.
El viernes y el sábado, Francisco celebró la misa matutina en Santa Marta, pero canceló sus audiencias privadas previstas con participantes en un congreso en el Vaticano y miembros de los Legionarios de Cristo, entre otros.
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El coronavirus ha causado hasta ahora en Italia 52 muertos, todos ellos ancianos con otras graves patologías, y los contagiados ascienden a 2.036.
Esta situación ha provocado que haya descendido considerablemente el turismo como se puede apreciar también en la Ciudad del Vaticano, donde han desaparecido las colas para entrar en la Basílica de San Pedro o en los Museos Vaticanos, con una reducción que ronda el 60%.