“Les pido una oración para los ejercicios espirituales de la Curia Romana, que esta tarde comenzarán en Ariccia. Por desgracia el resfriado no me permite participar este año, seguiré desde aquí las meditaciones. Me uno espiritualmente a la Curia y a todas las personas que están viviendo momentos de rezo, haciendo los ejercicios espirituales en casa”, dijo Francisco.
Antes del rezo del Ángelus, Jorge Bergoglio habló del diablo y de la importancia de no sucumbir en las tentaciones, que dan una falsa sensación de autosuficiencia, pero que acaban generando un sentimiento de indefensión “ante los grandes problemas de la existencia”.
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Tras el rezo del Ángelus, lamentó que haya tantas guerras en el mundo que obligan a “hombres y niños” a abandonar sus hogares, a “migrantes a pedir refugio y ayuda en el mundo”.
El Papa apareció en la audiencia del miércoles ya algo resfriado y, por la tarde, celebró la misa para la imposición de la ceniza y la tradicional procesión desde la basílica de Santa Sabina a la iglesia romana de San Anselmo, en la colina romana del Aventino.
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Pero al día siguiente optó por permanecer en su residencia de Santa Marta, en lugar de acudir a la liturgia penitencial con el clero de Roma en la basílica de San Juan de Letrán.
El viernes y el sábado Francisco celebró la misa matutina en Santa Marta, pero canceló sus audiencias privadas previstas con participantes en un congreso en el Vaticano y miembros de los Legionarios de Cristo, entre otros.