Las obras de caridad del papa, coordinadas por el cardenal polaco Konrad Krajewski, siguieron a pleno ritmo durante el verano, sobre todo las iniciativas en prisiones, indicó la Santa Sede.
Los helados fueron repartidos en los dos grandes centros penitenciarios de Regina Coeli y de Rebibia, en la capital italiana.
En estos dos centros, Francisco ya había lavado los pies de detenidos durante el Jueves Santo.
Las acciones de caridad del pontífice también permitieron enviar material médico a países pobres como Madagascar o hacer posible que personas sin domicilio viajaran en barco y cenaran en una pizzería.