El Pontífice, de 88 años, “participó en el rito de la bendición de las cenizas”, indicó el Vaticano en su último reporte de salud.
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, el periodo de cuarenta días que precede a la Pascua, la fiesta más importante del calendario católico.
Los cardenales celebraron la misa de Imposición de Cenizas en la ausencia del Papa en la Basílica de Santa Sabina, en la colina del Aventino de Roma.
Nos sentimos profundamente unidos a él en este momento y le agradecemos el ofrecimiento de sus oraciones y sufrimientos por el bien de toda la Iglesia y del mundo entero”, declaró el cardenal italiano Angelo De Donaris, que leyó la homilía escrita por Jorge Bergoglio.
El Papa “alternó reposo y trabajo”, y llamó la parroquia de Gaza, como hace habitualmente desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás, indicó el Vaticano.
OXÍGENO. El Pontífice siguió recibiendo oxígeno “de alto flujo” y anoche volvió a llevar una mascarilla de oxígeno, como hizo en las últimas dos noches.
“Debido a la complejidad de su cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado”, añadió el reporte de salud.
HOMILÍA. En su homilía, cuyo tono resuena con su propia situación, Francisco escribió: “Tocamos la fragilidad en la experiencia de la enfermedad, la pobreza y el sufrimiento que a veces irrumpe de manera repentina sobre nosotros y sobre nuestras familias”.
Entre los fieles presentes en la misa estaba Sachin Kuppa, un turista indio católico de 30 años. “Espero que el Santo Padre esté bien y recupere su salud”, dijo a AFP.
El líder de la Iglesia Católica ya se había perdido las celebraciones del Miércoles de Ceniza en 2022 debido a un agudo dolor de rodilla.
Francisco no ha hecho ninguna aparición pública desde su hospitalización el 14 de febrero, y el Vaticano tampoco ha facilitado fotos suyas. Ha faltado a la oración semanal del Ángelus los últimos tres domingos, algo inédito desde su elección en 2013.
En esta ocasión tampoco podrá participar en los tradicionales “ejercicios espirituales”, un retiro que tiene lugar cada año al inicio de la Cuaresma con la Curia, el personal y la administración de la Santa Sede. En el hospital Gemelli de Roma, que el papa Juan Pablo II llegó a bautizar como “Vaticano III”, el jesuita argentino alterna reposo, plegaria y fisioterapia para recuperarse de una neumonía en ambos pulmones.