La información que debe ser tomada muy seriamente: en 3 años, Paraguay perdió 756.000 hectáreas de bosques por deforestación. Un estudio realizado por el Infona respecto a las causas del cambio de uso de la tierra señala que en el país, del 2017 al 2020, unas 756.000 hectáreas fueron afectadas a nivel nacional, tanto en el Chaco paraguayo como en la Región Oriental, de las 15.951.543,7 hectáreas de cobertura forestal que se identificaron a nivel nacional.
En el Chaco se perdieron aproximadamente 660.000 hectáreas, de las cuales el 85% fueron por cambios de uso de la tierra, mientras que en la Región Oriental se perdieron un poco más de 89.000 hectáreas. Estos datos deberían ser sin duda alguna un urgente llamado a la acción, y según la titular del Infona, la información servirá para armar un diálogo entre los sectores públicos y privados, definir cuáles son las zonas de alto valor para la conservación y detectar las formas de restaurarlas.
En el reporte presentado se indica además que los bosques “sufren constantes transformaciones como resultado de las actividades antropogénicas"; y se revelan las causas del cambio de uso de la tierra que se relacionan con “actividades de subsistencia”, “negocios agropecuarios y commodities tradicionales”, así como también actividades vinculadas a cultivos de uso ilícito.
Los datos son preocupantes, pero sin embargo no son una novedad.
La organización WWF en Paraguay señalaba que en las últimas tres décadas, el promedio de deforestación en nuestro país fue de 336.000 hectáreas por año, y que ya perdimos el equivalente a 600.000 canchas de fútbol. Hace tres años, en la Región Oriental teníamos 9 millones de hectáreas de bosques, de las cuales solo quedan aproximadamente 1.900.000 hectáreas; y en el Chaco teníamos 18 millones de ha. de bosques, y hoy nos quedan 11. Otro dato que puede darnos una referencia indica que Paraguay, en tiempos de la colonización, tenía 27 millones de hectáreas de bosques, de eso ya solo nos quedan 12,9 ha. debido a la deforestación.
Las autoridades nacionales deben asumir seriamente la situación. En la temporada de incendios forestales surge la preocupación, pero poco se hace para proteger los escasos bosques que nos quedan. Estos, a su vez, están cada vez más expuestos ya que al ser un ecosistema fragmentado, cuando se inicia un incendio penetra fácilmente al interior del bosque porque está expuesto dado que ya no es una masa compacta, sino que son pequeños bosques.
Además de tomar conciencia debemos combatir la impunidad de los que deforestan los bosques. Una investigación periodística de la organización estadounidense Inquire First revelaba hace un año que un empresario brasileño devastó en casi 10 años gran parte de un territorio que alberga el Bosque Atlántico en Paraguay. Ulisses Rodrigues, uno de los mayores productores de soja, se estableció en un inmueble ubicado dentro del Bosque Atlántico de casi 21.834 hectáreas y fue denunciado en varias ocasiones por tala de árboles. La Fiscalía lo acusó en 2015 por el desmonte y la destrucción de formaciones vegetales en la estancia Paso Kurusu, de Canindeyú, y recibió la multa más grande jamás impuesta por el Ministerio de Medioambiente por la deforestación de 12 propiedades que poseía en ese periodo de tiempo, un monto de USD 216.700 (unos G. 1.400 millones).
La deforestación tiene un impacto climático muy serio. Cada día se pierden especies de árboles, especies de animales e insectos que habitaban en esos bosques, sin mencionar las consecuencias en el régimen de lluvias. La deforestación tiene un impacto prolongado en la economía, en la vida de la población y lo tiene sin dudas en nuestro futuro.