17 oct. 2024

“El paraguayo hoy es más urbano, más rico, numeroso e integrado”

En la última década la sociedad sufrió una serie de cambios que transformaron el perfil del paraguayo. El nuevo patrón en la mujer afectó a la economía; las empresas tienen que comprender el fenómeno y adaptarse, indicó.

Fabricio Vázquez.  Ensaya el perfil actual del paraguayo luego de una serie de cambios.

Fabricio Vázquez. Ensaya el perfil actual del paraguayo luego de una serie de cambios.

Gianina Cáceres

Gianina-Caceres@ultimahora.com

Fabricio Vázquez, investigador y analista en temas de desarrollo y economía regional, explicó cómo es el nuevo perfil del paraguayo contemporáneo. Recientemente realizó una disertación ante el Club de Ejecutivos, donde resaltó que desde una década atrás el paraguayo ha pasado por una serie de transformaciones, como la tecnología, la capacidad de consumo, entre otros factores, que lo volvieron más urbano, más integrado y más rico.

–¿De qué trata el nuevo perfil del paraguayo y cuáles son las variables que hoy lo caracterizan?

–Básicamente fue una preocupación sobre cómo cambiamos como sociedad. Nos interesó más caracterizar a la nueva población a partir de los datos oficiales.

Somos más urbanos y esto es importante porque le sirve a las políticas públicas, a las estrategias empresariales, al diseño de nuevos productos, etc. Somos una sociedad que cada vez tiene más ingresos; si anteriormente habría que preocuparse mucho por la pobreza hoy parecería ser que uno de los desafíos es, más bien, la gestión de la riqueza. Somos una sociedad que durante varios siglos ha vivido en la precariedad y en escasos niveles de crecimiento económico y en los últimos 5 a 8 años esto ha cambiado abruptamente. La gente tiene más dinero, la gente consume mucho más, la gente equipó su vivienda con más artefactos. Entonces, el mejoramiento del hogar rompe brutalmente con los otros esquemas de hace una década atrás. Hay una transición, si anteriormente éramos pobres, pocos, rurales y aislados; hoy somos ricos, urbanos, numerosos y estamos integrados

–¿Desde cuándo empezaron a sentirse estos cambios?

–En menos de una década hubo un quiebre muy fuerte, estamos creciendo y eso está muy bien, porque en los países que experimentan crecimiento económico tienen que sustentarse con un crecimiento poblacional; en el caso nuestro, el crecimiento económico coincide con el bono demográfico y esto es muy bueno. Antes éramos pocos, pobres, rurales; ahora somos más, aumentaron los ingresos y estamos integrados.

–¿El factor tecnología es lo que influyó para que este perfil pueda adaptarse?

–No sabría decir qué factor influyo más. Hace diez años teníamos internet y no íbamos a poder vincularnos porque no sabíamos luego hacer lo que pedían. Hay un conjunto de transformaciones silenciosas o escasamente percibidas, como extraordinarias, que en su conjunto nos reconfiguran como país, como economía y como cultura. Estamos más vinculados, estamos más conectados al mundo gracias a la tecnología de comunicación; ahora hay paraguayos haciendo negocios en cualquier parte del mundo porque se enteraron por internet.

–¿Este nuevo perfil es mucho más consumista?

–Es un paraguayo más consumista, pero me refiero a consumista en términos de que antes no se podía luego, antes una persona no se podía ir de vacaciones porque no tenía plata, ahora se va. Antes no tenía oportunidades para consumir. Es la estandarización.

Durante demasiadas décadas vivimos sin cosas mínimas y ahora estamos accediendo a eso. Hay una seducción de consumo, yo me integro al sistema a medida que consumo. Es tan alto el salto que dimos que antes teníamos muy poco y ahora tenemos una sobreoferta, y ese salto significa que vivimos en el confort, vivimos mejor. Son múltiples cambios.

–¿A nivel país, cómo evolucionamos?

–Hace 5 o 6 años las ciudades para vivir eran Asunción, Ciudad del Este y Encarnación. Hoy tenemos lo que denominados ciudades emergentes o intermedias, son ciudades muy pequeñas, pero que cumplen un rol relevante al organizar las economías regionales y al consolidarse como plataformas de acceso a servicios, bienes y oportunidades. Esto es muy importante porque fija población; por ejemplo: los jóvenes ya no vienen a estudiar a Asunción, porque está el servicio ahí. Este conjunto de transformaciones hace que los paraguayos funcionemos de forma diferente y ahí tenemos actores un poco especiales.

En este caso tenemos el rol de las mujeres jóvenes, que hoy prefieren seguir estudiando, apostar a una formación antes que ser mamás a los veinte años; entonces, la mujer irrumpe al mercado laboral y se le abren oportunidades que no va a desaprovechar.

–¿La irrupción de la mujer tiene que ver con los mitos que se rompieron como sociedad?

–Lo que pasa es que tenemos una economía que en muy poco tiempo se convirtió en demandante de mano de obra, especialmente en la zona urbana, en donde el sector comercial o el de servicios creció. Entonces, primero necesitamos gente, y ¿quiénes estaban mejor preparadas? Acá ya no hablo de preparación científica, creo que de habilidades y de una cultura de responsabilidad que vienen de esa cultura tradicional de que la mujer no tiene margen para equivocarse. Es anecdótico. Creo que hay una dinamización de la economía, hay un cambio de patrón en la mujer y eso afecta a la economía.

Todo este conjunto de transformaciones genera nuevas demandas sociales. Entonces, a eso nos referimos, más que el nuevo paraguayo es cómo funcionamos o cómo se está modificando nuestro comportamiento social.

–¿Cuáles serían las áreas que hay que rectificar en cuanto al sector público y privado para lidiar con este nuevo perfil?

–Básicamente todo, esto está pasando sin que el Estado ni las empresas comprendan estas dinámicas. El Estado, con diferentes políticas públicas, tiene que primero comprender su nueva matriz demográfica y tiene que actuar en consecuencia de las necesidades de esta población. El Estado tiene que preguntarles a las empresas cuáles son las dificultades en cuanto al sistema académico y empezar a apretar en la educación.

Todo esto que está sucediendo fue porque la gente decidió, todo fue por inercia. Precisamos urgentemente un plan de estructuración urbana de escala nacional, debemos atribuir roles a las diferentes ciudades, debemos tener una nueva estructura atribuyendo responsabilidades y prioridades.

Por el lado de las empresas, tienen que comprender los esquemas, adaptarse y hacer estudios prospectivos para las necesidades de las empresas de aquí a 10 años; entonces, impulsar a que en las universidades se pueda impartir la educación correcta. Falta que puedan plantear mejor cómo se pueden mejorar.