Los servicios públicos no los da el Estado, sino el partido porque el Partido Colorado es el Estado mismo y sus políticos en territorio son el nexo para acceder a ellos.
Las personas que somos del interior sabemos cuáles son las escasas posibilidades que tenemos en nuestros pueblos. Por lo general, las familias enteras son afiliadas son coloradas aunque sean críticas al partido. No hay oportunidad en veredas de otro color. La garantía de vida está marcada por trabajar en la campaña del candidato de turno, afiliarse, pedir favores para acceder no solo a trabajo, sino también a la salud, la educación universitaria, un empleo para los hijos, la mejora de caminos, la seguridad policial, luz o agua para el barrio, los espacios públicos, todo se canaliza a través del partido, dentro o fuera de un periodo electoral.
Durante las actividades proselitistas, estos operadores no solo reparten dinero por votos y cédulas, se reparten canastas de alimentos, promesas de bienestar, de trabajo, te dan un abrazo y toman tus necesidades para convertirlas en esperanza. Los gobiernos seguidos normalizaron la miseria y el ruego. Toda la vida, el paraguayo fue acostumbrándose a formar filas. Solo unos pocos con privilegios pudieron transitar observando en paralelo estas largas filas. Algunos con empatía, otros solo juzgando bajo parámetros morales de su clase social.
No creo que la oposición haya aprendido mucho de su estrepitosa caída en las elecciones de abril pasado. Está empeñada en culpar al elector por su voto. Está empeñada en culpar al paraguayo por formar filas. No hay autocrítica alguna, solo el dedo acusador sin un mínimo análisis de realidad.
El paraguayo sobrevive, este es el sistema que se le ha impuesto y fueron aprendiendo que necesitan estar del lado del poder para seguir sobreviviendo. No tienen tiempo de pensar en los próximos años, necesitan llevar la comida a la mesa ese día, con los cien mil guaraníes que le entregó el operador el domingo de las elecciones.
Este nuevo gobierno comenzó copando todo espacio de poder posible dentro del Estado. Y los símbolos de ese poder se exponen en todas partes para reafirmarlo. El pasado miércoles 5 de julio las filas sobre 25 de Mayo para saludar a Horacio Cartes por su cumpleaños fueron lo suficientemente largas como para llamar la atención del país entero.
Las críticas hacia las personas no tardaron y como siempre se dieron desde la comodidad de sus privilegios, de parte de personas con trabajo, techo y comida asegurados.
Claramente en esas filas estaban los oportunistas, los hipócritas que buscan beneficio personal y los acomodados, pero la gran masa reconoce esas filas como la única oportunidad de mejorar su vida, porque ahí está el poder y el Partido Colorado se aseguró de perpetuar esa práctica para mantenerse fortalecido gobierno tras gobierno.
La oposición debe dejar de acusar a los no poderosos y empezar a organizarse por fuera del poder político para de una vez ser opción real de cambio.