La falta de acuerdo entre los dos socios para aprobar un presupuesto derivó en la disolución automática de la Cámara, por lo que la legislatura queda agotada e Israel deberá ir a sus cuartas elecciones en solo dos años, que se espera se celebren en marzo.
“Anuncio la disolución de la 23 Knéset en este momento. Estamos en un período complejo y desafiante, lleno de controversia”, un debate social que “encontró su expresión natural aquí también en este edificio”, dijo el presidente de la Cámara, Yariv Levin, minutos antes de la medianoche.
“Estamos embarcados en una campaña electoral difícil, pido a todos que eviten el aumento de las tensiones y hagan todo lo posible para que la campaña electoral se lleve a cabo y finalice de manera ordenada y sin manifestaciones de violencia”, agregó.
Elecciones en marzo
Tras este fin precipitado de la legislatura, se espera que las elecciones sean en cuestión de tres meses, probablemente el 23 de marzo.
La nueva ronda electoral -que sigue a otras tres en 2019 y 2020- se hará en plena pandemia, ante graves dificultades económicas y un importante descontento popular hacia la clase política.
Durante los últimos días, mientras intentaban alcanzar un pacto en negociaciones que no fructificaron, Netanyahu y Gantz reiteraron que no querían comicios, pero las fricciones y la desconfianza mutua se impusieron y su frágil coalición de Gobierno acabo cayendo hoy como un castillo de naipes. Se había formado en mayo. Ha durado poco más de siete meses.
Malos augurios para Gantz y Netanyahu
Las primeras encuestas electorales no dan una posición de partida muy favorable a ninguno de los dos, que en los próximos meses seguirán compartiendo el poder en un Ejecutivo en funciones.
El sondeo difundido por el Canal 12 de noticias prevé un avance del Likud de Netanyahu hasta los 29 escaños, de los 120 que tiene la Cámara, dos más de los que tiene ahora.
Sin embargo, los cambios en las fuerzas políticas harían que esta cifra fuese insuficiente para formar coalición con sus socios tradicionales, lo que le complica mantenerse en el poder.
La formación más beneficiada por la convocatoria electoral sería Nueva Esperanza, el partido recién anunciado este mes por el exmiembro del Likud Guideon Saar, a quien este sondeo da 18 asientos.
Yesh Atid-Telem, al frente de la oposición y exsocio de Azul y Blanco de Gantz, conseguiría 16; el derechista Yamina, 13; la Lista Unida (de mayoría árabe), 11; los partidos ultraortodoxos, Shas y Judaísmo Unido de la Torá, 8 cada uno, al igual que Israel Nuestro Hogar.
El pacifista Meretz lograría 7 y el más perjudicado sería Azul y Blanco, que se hundiría, con solo 5 escaños frente a los 14 que tiene ahora.
Otra encuesta del canal público Kan arroja cifras muy similares, con el Likud logrando 28 escaños y Nueva Esperanza llegando a la veintena de diputados. Kan pone a Yamina por delante de Yesh Atid, con 15 y 13 asientos, respectivamente.
En ambos sondeos, el bloque tradicional de derechas y religioso, con el Likud, los ultraortodoxos y Yamina, no lograría los 61 votos necesarios para gobernar, con lo que se vería forzado a pactar con formaciones que se han posicionado en contra de que Netanyahu continúe en el puesto que ocupa desde hace más de una década.
Kan, ante la pregunta de quién sería el mejor primer ministro, obtiene un 39 % de apoyo a Netanyahu y coloca a Saar, el nuevo actor inesperado que ha irrumpido con fuerza en el ruedo político este mes, muy cerca, con un 36 %, informó el digital Times of Israel.
Netanyahu prevé su victoria
En un mensaje televisado poco antes de disolverse el Parlamento, Netanyahu predijo que saldrá victorioso.
“Ganaremos las elecciones por dos razones: primero, por nuestro gran liderazgo y logros (vacunas, acuerdos de paz, fuerte economía); y segundo: hay muchos políticos, pero ninguno de ellos puede formar gobierno sin (Yair) Lapid y los partidos de izquierdas”.
“La única forma de crear un gobierno de derechas pleno, sin la izquierda, es votar al Likud”, dijo en su cuenta de Twitter, enmarcando ya la campaña en una lucha contra los votos que le puede restar Saar.
El discurso del jefe del Gobierno tuvo “más mentiras que palabras”, criticó Gantz, su rival en los anteriores tres comicios, luego su socio durante un corto paréntesis, y ahora de nuevo su rival.
“Netanyahu nos lleva a elecciones solo para evitar entrar en un tribunal. Cualquier otra afirmación es un truco o un palo”, tuiteó, en referencia a que esta acusado de tres cargos de corrupción, que le sentará en el banquillo de los acusados a partir de febrero.
La incertidumbre política -a la que se suman la pandemia y las dificultades económicas- vuelven a sumir a Israel en la inestabilidad y en manos de un Gobierno en funciones enfrentado y cuyos miembros luchan por la reelección.