Por el caso, el fiscal Édgar Benítez, de Presidente Franco, ordenó la detención del abuelo de las pequeñas, Felipe Ortiz Colina, y de Alcides Adorno Insfrán, el propietario de la canoa que habría sido utilizada por las víctimas para supuestamente cruzar hacia la orilla del lado argentino.
INTERVENCIÓN. Alrededor de las 14:00, pescadores que estaban trabajando en una zona denominada Puerto Enchi, en Mayor Otaño, vieron los cuatro cuerpos flotando en aguas del Paraná; se habían trancado en unas rocas que emergieron por la bajante del río.
Tras el hecho, intervino personal de la Marina, que rescató los cuerpos y los trasladó hasta la orilla, donde el personal de Criminalística de la Policía Nacional y de la Fiscalía realizaron los trámites de rigor para determinar la causa de muerte.
Según reportes, Rafael Ortiz y sus hijas fueron vistos por última vez el pasado 3 de noviembre en la ribera del río Paraná, conforme a datos recabados por agentes de la División de Búsqueda y Localización de Personas del Alto Paraná.
Desde la denuncia de la desaparición del hombre con sus hijas, los agentes policiales tuvieron el apoyo de militares de la Prefectura Naval de Puerto Iguazú, República Argentina, y bomberos de Ciudad del Este, para la búsqueda por agua y tierra. Los operativos consistieron en el rastrillaje de toda el área boscosa cerca del río Paraná, donde habría desembarcado Ortiz en una canoa ajena, para huir con sus hijas.
En la noche del domingo, Rafael Ortiz había cruzado clandestinamente al lado argentino con sus hijas sin autorización de la madre. Utilizó una canoa perteneciente a un comerciante del lugar para adentrarse en el río Paraná.
Luego, habría sido persuadido de volver al Paraguay, pero fue a desembarcar aguas abajo, donde se encontró la canoa, a unos tres mil metros del punto donde cruzó el río inicialmente. Desde allí, ya se les había perdido el rastro.
El abuelo de las pequeñas, Felipe Ortiz Colina, se entregó a la Policía luego de que el fiscal haya dictado la orden de captura, por ser el último a quien habían contactado con Rafael Ortiz. El abuelo afirmó que su hijo se volvió loco después de la separación con la madre de sus hijas y que por eso habría decidido llevarlas con él a la Argentina, sin permiso. Refirió que incluso había amenazado con quitarse la vida. Los investigadores sospechan que los dos detenidos no habrían comentado toda la verdad con relación a cómo ocurrieron los hechos en el día de la desaparición. Incluso, sospechan que Adorno Insfrán habría conducido la embarcación para cruzar a la Argentina, hecho negado por el ahora detenido.