Y es que para Romoleroux, un consagrado artista plástico ecuatoriano, “el dibujo es como aprender a hablar” y por ello hay que volver a la esencia del conocimiento para afianzar los conceptos.
“Lo más importante es que el dibujo anatómico de la figura humana presenta retos importantes que no se pueden omitir, por ejemplo las proporciones y las expresiones”, recordó el artista, cuya muestra se expone en la galería de su colega Sara Palacios, ubicada en Nayón, muy cerca de Quito.
Para Romoleroux, retornar al desnudo no es volver atrás y ello se demuestra en el auge del dibujo “hiperrealista” en otros países como España y Estados Unidos.
“Se está volviendo a valorar el dibujo anatómico de la figura humana y del dibujo natural en general”, comentó en una entrevista con Efe en la que también recordó que el desnudo femenino supone que regresen “a la memoria ciertos conceptos anatómicos”.
Este proyecto, dijo, surgió como “algo lúdico”, cuando se propuso pedir a una modelo que posara para que fuera dibujada por él y otros colegas suyos.
Este “club comenzó como un juego, algo de diversión, de distracción para retomar un lenguaje” como el dibujo, en “una actividad directa entre la modelo, el artista y los colegas”, relató Romoleroux.
Según él, también regresaron a la memoria los conceptos académicos, aunque siempre respetando la “libertad” del artista en sus creaciones.
El proceso supuso, asimismo, un desafío intelectual ante la proliferación de variados programas de computación para reproducir dibujos a través del ordenador.
Ello no asusta a Romoleroux, que ve en el horizonte una posibilidad de colaboración entre la técnica artística y la programación informática.
“Se podría colaborar porque un buen fotógrafo logra captar la luz y la expresión, pero está limitado a lo que la cámara le proporciona, mientras que el dibujante puede acercarse más profundamente al interior de un modelo”, añadió el pintor.
No obstante, aseguró que, en términos de la psicología del arte, el dibujo artístico es “superior” a la reproducción informática, aunque no puede competir con su masificación.
Para Sara Palacios, dueña y promotora de la galería instalada en su casa de Nayón, la vuelta de Romoleroux al desnudo femenino se puede comprender desde múltiples dimensiones.
Sara Palacios subrayó “la autenticidad y la unicidad” que supone el trabajo de un artista, con creaciones únicas imposibles de ser reproducidas incluso por él mismo.
Además, opinó que el arte se presenta como una solución al consumo masivo de copias de productos y bienes, en “un mundo que nos está agotando nuestro espíritu y nuestro bolsillo”.
Esa alternativa, añadió Palacios, se observa claramente en la obra de Romoleroux, que estará abierta al público hasta el próximo 9 de diciembre.
Tampoco dudó en afirmar que la muestra de dibujos de desnudos recupera la dimensión del artista como “conciencia ciudadana”, pues recordó que “La hija de Lilith” se presenta en un momento en que en el país se ha instalado el debate sobre el aborto y el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.
“El artista es la conciencia ciudadana” y su obra promueve la discusión de asuntos fundamentales, añadió Palacios.
El nombre “La hija de Lilith” responde a una fábula judía sobre la existencia de una primera mujer de Adán, llamada Lilith, que abandonó al hombre primigenio cuando Dios decidió crear a Eva.
Fernando Arroyo León