Víctor Galeano
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La capital del país se ha vuelto un enorme aguantadero con sus más de doscientas casas y edificios que se encuentran en total estado de abandono, quedando a merced de adictos a las drogas y malvivientes que los habitan.
Sin embargo, el proyecto del gobierno denominado Chau Chespi, que abarca varios ejes como prevención de adicciones, combate a los focos de venta de drogas y detención de los microtraficantes, nada menciona respecto a estos lugares, que en Asunción son en su mayoría patrimonios culturales que deben ser protegidos.
Hoy estos patrimonios muestran puertas forzadas o destrozadas, indicios del saqueo sufrido; veredas intransitables por el olor nauseabundo, basuras regadas por doquier, además de la inseguridad.
Basta con un corto paseo por las calles de Asunción para ver la triste realidad.
Como, por ejemplo, la olvidada ex Cooperativa Multiactiva 17 de Mayo, de la Policía Nacional, que ocupaba un edificio entre las calles Presidente Franco y Benjamín Constant, casi 15 de Agosto.
Sus cinco pisos fueron totalmente rapiñados por presuntos adictos a las drogas, que invadieron, destruyeron y adentro hasta hacen todo tipo de necesidades fisiológicas, por lo que su vereda se ha vuelto intransitable.
También representa un peligro latente para los peatones y vehículos estacionados en zona del edificio, ya que el revoque de su estructura cae constantemente, produciendo daños importantes.
A metros nada más, sobre 15 de Agosto entre Presidente Franco y Benjamín Constant está el edificio Excelsior, adquirido por el Ministerio de Educación y Ciencias, a metros de la misma Comandancia de la Policía Nacional.
El lugar también es utilizado como boca de fumo, por una decena de indigentes y adictos. Sin olvidar que en la parte superior se encuentra una pileta que favorece y potencia la proliferación del mosquito Aedes aegypti.
Sobre la tradicional calle Palma y Colón, desde fines de los 90 quedó abandonado el edificio donde alguna vez funcionó la panadería Francesa y en su planta alta estaba el consulado de Brasil.
Otro de los puntos rojos de Asunción es, sin lugar a dudas, el sitio que convergen las calles Hernandarias, Don Bosco, Estrella y Palma. Se trata de la ex Cervecería Paraguaya, lugar donde prostituían a niñas indígenas y que nuevamente es utilizado como aguantadero de adictos y malvivientes. En el 2020 fue abusada y maniatada en el lugar una niña indígena.
Otros puntos críticos del casco histórico se encuentran en Palma, entre O’Leary y Ayolas, que son cuatro predios juntos; sobre la calle O’Leary, entre Oliva y Estrella, están al menos dos locales abandonados. El ex centro comercial La Riojana, sobre Mariscal Estigarribia esquina Yegros, y el ex Hotel City, sobre Nuestra Señora de la Asunción y Humaitá, también son aguantaderos..
Frente a Asunción Súper Centro, sobre Oliva y 14 de Mayo, se encuentra un edificio abandonado, y a su lado el local nocturno Play Boy, también abandonado entre otros.
Aparte de los edificios en ruinas de nuestra capital, lo preocupante es que desde el Gobierno nadie da señales de la existencia al menos de un proyecto serio, que mueva a las instituciones responsables de la protección del usuario y que lo guíe hacia su total recuperación. Respecto a los consumidores de distintas drogas, el ministro del Interior, Enrique Riera, había declarado hace unos días, que se estima que 90.000 personas sufren de alguna adicción en Asunción y Central, de las cuales el 50% tiene menos de 25 años. Según estos datos y los obtenidos en el último censo, que registra una cantidad total de 1.280.000 jóvenes en Central y Asunción, se tiene un porcentaje cercano al 3,5 por ciento de esta población juvenil que sufre los embates de las adicciones.