El hallazgo, recogido este lunes en la revista Nature Geoscience, se ha llevado a cabo mediante el análisis de la composición de oxígeno que contiene el circón, un mineral presente en las rocas que formaron parte de las primeras masas continentales de la Tierra hace entre 3.200 y 4.200 millones de años.
El análisis de la composición isotópica de oxígeno en muestras de circón de Jack Hills, unas masas rocosas, al oeste de Australia, que han permanecido inalterables a lo largo de miles de millones años, ha mostrado que estuvieron en contacto con el agua dulce durante su formación, hace más de 4.000 millones de años.
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“Es muy probable que una combinación de agua dulce y agua de mar se mezclara con las rocas calientes y fundidas en las que se formaron los circones”, señala uno de los autores, Hamed Gamaleldien, investigador afiliado a la universidad australiana de Curtin y a la universidad Khalifa de los Emiratos Árabes Unidos, en un comunicado.
“Examinando los isótopos de oxígeno y la edad de cristales microscópios de circón, hemos encontrado restos raramente ligeros de hasta 4.000 millones de años de antigüedad. El hecho de que sean isótopos de oxígeno tan ligeros indica que son el resultado de la alteración de las rocas por agua dulce caliente”, añade el investigador.
Algo más que océano
Este descubrimiento, cuestiona la teoría de que la Tierra estaba completamente cubierta de océanos hace cuatro mil millones de años, como se pensaba hasta ahora.
La circulación del agua entre la tierra, los océanos y la atmósfera a través de procesos como la evaporación y la precipitación, el llamado ciclo hidrológico, habría contribuido a crear los entornos necesarios para el desarrollo de la vida primitiva casi 600 millones antes de lo que se pensaba.
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“Nuestro hallazgo indica que las masas de tierra y el agua dulce sentaron las bases para que la vida floreciera en un período de tiempo relativamente corto: menos de 600 millones de años después de que se formara el planeta”, apunta”, apunta otro de los autores, Hugo Olierook, investigador de la universidad de Curtin.
El análisis de isótopos del circón ha sido posible gracias a un instrumento tecnológico llamado CAMECA 1300HR3. una microsonda de iones de gran geometría que ofrece un gran rendimiento analítico para el seguimiento de procesos geológicos, la datación de minerales y la detección de elementos en ellos, subrayan los autores.
Fuente: EFE.