Me suena en la cabeza la exitosa canción del grupo ABBA, “el ganador se lo lleva todo” (the winner takes it all), para describir como se están tomando las decisiones a votazo limpio mientras los perdedores miran suceder con rabia, frustración y quejas al vacío.
Se perfila así el gobierno que tendremos con sus luces y sombras, lo que nos permite anticipar algo de lo que podemos esperar para los distintos sectores de la economía, como profesionales, como facción política, como ciudadanos.
Por ahora nos encontramos entre dos mundos, el del discurso del presidente electo y el del presidente del partido que lo llevó al poder. Mientras uno habla de trabajar para que el Paraguay este mejor con leyes, programas y personas, que sean las que más convienen al país, el otro afirma que el Partido Colorado es el país, y sus instituciones, las seccionales coloradas, son las que deben resolver los problemas de la gente.
Especulaciones van y vienen, pero la verdad es que no sabemos aún cuánto de cada modelo vamos a tener y en qué áreas.
A pesar de las imperfecciones de la democracia, más de la mitad de los votantes de este país no queremos repetir la historia de un gobierno autoritario y estamos alarmados ante esta manera de tomar decisiones tan excluyente y autoritaria que nos plantean quienes hoy ostentan el poder.
En las democracias no cuentan solo los votos para gobernar, también está la ciudadanía participativa, que ya ha demostrado en nuestro país y en el mundo su poder para desarticular autoritarismos y aportar al progreso a través de las ciencias, los expertos, la tecnología, la información, las empresas que hacen crecer las economías. Quienes no somos gobierno no debemos entregar nuestro país a los ganadores impunemente, nos toca actuar como los ciudadanos que somos con los mismos derechos y oportunidades de influir en el destino de nuestro país que ellos.
Las instituciones de la democracia no son solo de los políticos, podemos apropiarnos de ellas como ciudadanos comprometidos. Estar bien informados, organizarnos o sumarnos a organizaciones existentes que controlen la gestión de los gobiernos, que denuncien, trasparenten y presionen para influir en las decisiones políticas son algunas de las herramientas de las que la ciudadanía dispone.
Mientras más involucrados y activos estemos más limitados estarán para gobernar autoritariamente. El activismo y la participación, derechos garantizados en la Constitución Nacional, son el poder que tenemos. ¡Usémoslo!