La credibilidad de la Policía Nacional, muy deteriorada, sigue siendo un tema relevante, que desde la cúpula policial intentan ponerle solución con algunos parches, que se espera no sean momentáneos y sean el inicio del saneamiento de la institución.
Uno de esos parches es el arcaico polígrafo, que de vuelta se comenzó a implementar dentro de la Policía Nacional, en todos los uniformados que busquen ascenso u ocupar cargos dentro de la nueva cúpula policial.
Al respecto, el viceministro de Seguridad, comisario general Óscar Pereira, mencionó que para las primeras pruebas con el objetivo de cubrir vacancias se postularon 17 comisarios generales de la remesa 1992, 15 comisarios principales de la remesa 1993 y 30 de la remesa 1994, y que de todos ellos, superaron la prueba del polígrafo el 80 por ciento.
El comisario hizo la salvedad de que el único en recepcionar los exámenes es el ministro del Interior, Enrique Riera, quien mantiene el documento como confidencial y que la lista de potables a distintos cargos es entregado al comandante de la Policía Nacional, Carlos Benítez, para que este los seleccione.
Refirió que los candidatos son sometidos al polígrafo voluntariamente y firman un acuerdo en ese sentido.
Por otra parte, señaló que se encuentran formando a más agentes poligrafistas, porque la institución no está en condiciones de realizar grandes cantidades de pruebas.
Apuntó que para fin de año sería reactivado el departamento de poligrafistas y que hacer las pruebas a los agentes de menor rango es algo que se encuentra en desarrollo.
Confianza. El ministro del Interior, Enrique Riera, había señalado que la implementación de polígrafos sería clave para recuperar la confianza de la ciudadanía en la Policía Nacional.
“La aplicación del polígrafo, que unos rechazan y otro aceptan, debe ser algo natural para nosotros”, afirmó.
El ministro apuntó que las decisiones respecto a promociones y traslados estarán exclusivamente a cargo del nuevo comandante. “Los únicos que van a premiar o castigar van a ser las instituciones, conforme a sus leyes y reglamentos”, mencionó.
Distractor. Sin embargo, el criminólogo Juan Martens, señaló que lo que preocupa es que el polígrafo nuevamente se vuelva un distractor para la policía, en el sentido de que pretendan sanear la institución al implementarlo, a sabiendas de que el polígrafo no soluciona nada y no se toman medidas concretas, por ejemplo, la investigación de los bienes de la policía.
“Eso sería efectivo, eso tocaría el ‘quid de la cuestión’, con esto sería más transparente y sustentable en el tiempo”, apuntó Martens.
El mismo continuó diciendo que hasta ahora se discute a nivel de derechos humanos, a nivel internacional, si el polígrafo viola o no la dignidad humana, por lo que considera que es una cuestión muy riesgosa en ese sentido.
Además, refirió que el hecho se apoya en que existen otros mecanismos que se pueden implementar para evaluar la integridad de los agentes, se trata de controles más sencillos y que son más efectivos como, por ejemplo, el análisis patrimonial de los funcionarios.
“Antes de someter a un polígrafo a un funcionario, vos podés ver qué tiene, en que se mueve, cuanta plata tiene y eso es mucho más sencillo e incluso es mucho más efectivo”, detalló.
Por otra parte, sentenció que, efectivamente, en los últimos años como el polígrafo se puso muy de moda, también se puso de moda cómo rendir con un polígrafo.
Al respecto, señaló que hoy existen funcionarios públicos que son especialistas en superar polígrafos, porque a su parecer se trata de “un entrenamiento en el que controlas tus emociones y podés pasar el polígrafo”.
Martens fue tajante al reiterar que lo que preocupa es que el Estado, “así como hizo mucha bulla con las pulseras electrónicas”, y se siguen registrando más feminicidios y no se implementan las pulseras o tobilleras electrónicas, sea “como distraer un poco la atención”. Siguió diciendo que ese es el problema con esta tecnología, que no toca el fondo de la cuestión, deja de lado lo trascendental.