El mandatario de 79 años se someterá a una “embolización de la arteria meníngea media”, un procedimiento poco invasivo que puede utilizarse para impedir nuevos sangramientos en el interior de la cabeza, según detalló el Hospital Sirio-Libanés de São Paulo en un parte.
El equipo médico no mencionó esta segunda intervención en la rueda de prensa que ofrecieron el lunes para explicar el cuadro de salud del dirigente progresista después de que en una primera cirugía se le drenara por completo el sangramiento de tres centímetros detectado entre el cerebro y el cráneo.
SE ENCUENTRA BIEN. El nuevo boletín del centro médico señaló que Lula continúa bajo cuidados intensivos y que se encuentra “bien”. Durante el día “realizó fisioterapia, caminó y recibió visitas de familiares”.
Horas antes, el hospital indicó que Lula mantenía una evolución favorable y “sin incidentes”.
El gobernante brasileño estaba “lúcido, orientado y conversando” y “pasó la noche bien”, según el primer boletín de este miércoles, que también informaba de que seguía con el drenaje mientras aguardaba “nuevos exámenes de rutina”.
El líder izquierdista se empezó a encontrar mal en la tarde del lunes y esa noche acudió a la unidad del Sirio Libanés de Brasilia con “dolores de cabeza”.
Allí se sometió a una resonancia magnética que constató “un sangrado” de “tres centímetros” entre el cráneo y el cerebro, por lo que fue trasladado de urgencia a São Paulo para ser intervenido.
El hematoma es fruto de la caída que sufrió el pasado 19 de octubre en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia, cuando se golpeó la cabeza en el baño y tuvo que recibir cinco puntos de sutura en la nuca.
La previsión es que el presidente permanezca hospitalizado hasta la semana próxima.
Lula asumió su tercer mandato en enero de 2023, después de haber ocupado la presidencia entre 2003 y 2010. Durante sus casi dos años de gobierno ha mantenido una gestión hiperactiva, con una agenda cargada de compromisos.
De cara a las próximas presidenciales, en octubre de 2026, existe la percepción generalizada de que aspirará a la reelección.
DEBATE SOBRE SUCESIÓN. Pero este nuevo episodio de la cirugía agitó el debate de las posibles figuras sucesorias de Lula, que ha tenido problemas previos de salud, como un cáncer de laringe en 2011 y una operación de cadera el año pasado.
El ex líder sindical mantiene un índice de aprobación de 52%, según una encuesta de Genial/Quaest.
En noviembre dijo que cuando sea propicio discutirá su candidatura “con mucha sobriedad y seriedad” en especial si no “hay otro candidato para enfrentar” a la extrema derecha.