“Llevamos a Argentina muy cerca de nuestro corazón, sufrimos cuando Argentina sufre, pero la realidad es que no importa quién sea elegido” porque “no va a afectar al proceso de integración” regional, aseguró durante un coloquio en el Wilson Center, un foro no partidista.
El dirigente derechista hizo estas declaraciones al día siguiente de que el peronista de centroizquierda Sergio Massa y el ultraliberal y antisistema Javier Milei pasaran a la segunda vuelta de las presidenciales argentinas.
En cuanto al Mercosur, Peña reiteró su ultimátum a la UE. Si no concluye el tratado de libre comercio en diciembre con el bloque sudamericano, él se centrará en otras regiones en cuanto tome el testigo de la presidencia de turno, actualmente en manos de Brasil.
“Durante 25 años, casi 30 años, hemos centrado todos nuestros esfuerzos en un acuerdo, que es la UE. Espero que podamos cerrarlo antes de finales de año”, dijo. De lo contrario Peña barajará alternativas como Emiratos Árabes Unidos, que “no solo son la puerta de entrada para Oriente Medio, sino para el mundo”, o Singapur, “una economía dinámica”.
Paraguay no se opondrá, aseguró, a un acuerdo comercial de Mercosur con China pese a reconocer a Taiwán, una isla de gobierno autónoma a la que Pekín considera parte de su territorio.
Afirma haberlo hablado con países como Brasil y Argentina: “Fui muy claro desde el comienzo. Esto no es negociable (...) Si Mercosur quiere tener un acuerdo con China” en el futuro “no nos vamos a oponer a ello pero no vamos a dejar nuestra relación (...) con Taiwán”.
Expresó la misma lealtad a Israel.
La relación “se basa en valores democráticos” pero “la fe no es un tema sin importancia” porque Paraguay posee un 90% de población católica, de modo que su “identidad y valores provienen del judaísmo”, afirmó Peña, quien decidió de nuevo trasladar la embajada de su país a Jerusalén.
En Washington Peña acudirá el miércoles a la Organización de los Estados Americanos (OEA), se reunirá con congresistas y con empresarios, pero no con el presidente Joe Biden, cuyo gobierno lo invitó a cooperar para “combatir la corrupción” tras su victoria electoral en mayo.
El economista, del Partido Colorado, reconoció este lunes que la corrupción es “un problema endémico sobre el que hay que trabajar” pero recordó a Washington que América Latina es una región con “enormes oportunidades, pero sin la debida atención podría ser una fuente de inestabilidad en el futuro”.
Fuente: AFP.