“La gravedad de lo que vivimos en Brasil es muy grande. Tenemos recelo de lo que puede pasar en las elecciones”. El hecho de inhabilitar a Lula da Silva “ya desestabiliza el proceso electoral”, dijo Hoffmann en un evento en la ciudad de Sao Paulo.
La presidenta del Partido de los Trabajadores abrió este viernes el foro “Amenazas a la Democracia y al Orden Multipolar”, organizado por la Fundación Perseu Abramo con la presencia de varios ex líderes europeos, entre ellos Dominique de Villepin y Massimo D’Alema, ex primeros ministros de Francia e Italia, respectivamente.
También está anunciada la presencia en el simposio del ex jefe de Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y diferentes académicos, como el lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky.
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Hoffmann aseguró que en Brasil no hay una “normalidad democrática” desde la destitución en 2016 de la entonces presidenta Dilma Rousseff y la aprobación de las polémicas reformas de corte liberal que impulsó su sucesor, Michel Temer, de quien era su vicepresidente.
Asimismo reiteró que la inhabilitación de Lula responde al único objetivo de sacarle de la carrera presidencial.
“No estamos seguros de que esta elección transcurra como una elección normal, va a depender del desempeño que el PT tenga. Y aunque tengamos un desempeño bueno, podemos estar sujetos” a otros factores de intervención, indicó Hoffmann.
El PT insistió hasta el último momento en la candidatura de Lula, encarcelado desde abril y condenado a 12 años de prisión por corrupción, y en su participación en las elecciones del próximo 7 de octubre.
Sin embargo, la candidatura de Lula fue vetada por el Tribunal Superior Electoral en virtud de una norma sancionada por el propio ex jefe de Estado en 2010, que prohíbe expresamente que condenados en segunda instancia, como es su caso, puedan postularse a cualquier cargo público.
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Lula, quien además de la condena tiene abiertos otros cinco procesos penales por corrupción en la Justicia, fue inhabilitado cuando lideraba los sondeos de intención de voto con casi un 40% de los apoyos.
Intentó multitud de recursos en la Justicia, pero todos le fueron negados, lo que le obligó a desistir de su candidatura y nombrar a su ex ministro de Educación y ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad como cabeza de fórmula junto con la comunista Manuela D'Ávila, candidata a vicepresidente.
“Tenemos que llamar la atención de lo que está pasando en Brasil porque lo que pasa aquí tiene una repercusión muy grande en América Latina y en el continente africano”, denunció Hoffmann.
A menos de un mes para la cita electoral, las encuestas demoscópicas atribuyen al “heredero” de Lula un 8% de las simpatías, lejos del 26% que conseguiría el ultraderechista Jair Bolsonaro, pero confía en que parte de los apoyos que tenía su padrino político sean ahora absorbidos por él.