Refugios en los que los voluntarios extranjeros dejaron de llegar, visitas suspendidas en los zoológicos y ciudades por las que deambulan canes hambrientos, son distintas caras desafiantes de una realidad que para muchos es necesario atender.
Crisis en reservas naturales
Hace casi un mes, la comunidad Inti Wara Yassi, que tiene a cargo tres refugios de animales silvestres y en peligro de extinción, entró en crisis por la falta de alimentos y medicinas, explicó a Efe su directora de Comunicación, Andrea Benavente.
La encargada de difusiones de Inti Wara Yassi señaló que la organización decidió cerrar las puertas a nuevos voluntarios hace varias semanas, como parte de las restricciones que rigen en el país como la suspensión de vuelos y el cierre de fronteras, en prevención al contagio por coronavirus.
Vea también: Cientos de gatos, perros o conejos, víctimas indirectas del coronavirus en Pakistán
La llegada de voluntarios es una de las principales formas de financiación de los albergues que esta fundación tiene en zonas tropicales de las regiones bolivianas de La Paz, Cochabamba y Beni, gracias a un porcentaje de dinero que ellos aportan cuando deciden colaborar en tareas de conservación animal.
La dotación de comida para felinos como jaguares, pumas o gatos andinos representó un problema por la distancia de esas reservas, algo que empujó a la organización a gestionar ayudas privadas y también del Gobierno interino del país.
Lea también: México emite recomendaciones para detectar contagio de Covid-19 en animales
No es menos el gasto que representa sustentar semanalmente la alimentación de parabas y distintas especies de monos, entre alrededor de unos quinientos animales rescatados.
Zoológicos sin visitantes
El Zoológico Municipal de Santa Cruz, en la ciudad del mismo nombre y principal foco de la pandemia en el país, dejó de recibir entre 6.000 a 8.000 visitantes semanales, aseguró a Efe su director, Marcelo Ruiz.
Bajo la administración del Municipio, el zoológico cruceño no tuvo ningún percance como algunos de los albergues privados, que sufren principalmente por la dotación de alimentos para la fauna, afirmó Ruiz.
Le puede interesar: Tigresa de zoológico en Nueva York da positivo por coronavirus
Con turnos continuos, el personal del zoo atiende a diario a los más de 2.000 animales o huéspedes que acoge, de unas 252 especies, propias de la fauna sudamericana como jaguares, armadillos, tapires, carpinchos, serpientes y peces.
Si algo de bueno tiene la cuarentena en el zoológico de Santa Cruz es que los animales están más relajados sin la habitual e inquietante presencia humana.
Comprometido con perros callejeros
En La Paz, Fernando Ferchi Kushner durante esta cuarentena no dejó de alimentar a cientos de perros callejeros, como lo hace a diario desde hace cinco años.
“Tengo que ver la forma de cómo no incumplo con ellos, ellos no tienen la culpa de todo lo que está pasando”, dijo este apasionado defensor de los animales en medio de algunas dificultades que tuvo.
Habitualmente conseguía alimento que los restaurantes le reservaban, y como estos negocios cerraron hace ya varias semanas, tuvo que ajustar su presupuesto para comprar croquetas, algo que multiplicó 10 veces más el gasto que tenía.
Lea también: Covid-19: Militares dan una mano a trabajadores del Zoológico de Asunción
Kushner sale a alimentar a sus cientos de cachorros callejeros cada atardecer de lunes a viernes, ya que los sábados y domingos rige la prohibición de circulación absoluta.
Este amante de los canes dice que es más fácil encontrarlos con las calles vacías, que algunos incluso cambiaron de barrio, pero están bien, aunque también muchos perros están desconcertados porque se dan cuenta que la ausencia de personas en las calles no es la habitual.
Sin embargo, valoró que mucha gente haya puesto en las puertas de sus casas recipientes con agua y platos con algo de comida canina, algo que rogaba a Dios que pase hace años, y que muestra que Bolivia ya es un país animalista.