–¿Cómo se encuentra actualmente la industria textil nacional? ¿Está atravesando un buen momento, logró superar la crisis de 2019 o sigue resentida por la actual recesión económica?
–La industria textil nacional ha demostrado una notable capacidad de recuperación y adaptación. Si bien la crisis económica de 2019 dejó secuelas, el sector logró no solo superar esa etapa, sino también evolucionar conforme a las nuevas exigencias del mercado, manteniendo un crecimiento sostenido. Este progreso fue posible gracias al Acuerdo Nacional, que introdujo un modelo transparente e inclusivo para las licitaciones públicas. La colaboración entre el sector industrial y el Estado fue clave para fortalecer la competitividad y consolidar un modelo más dinámico y resiliente.
–¿El sector textil logró superar la crisis de 2019 y mantiene el impulso generado durante la pandemia?
–Sí, absolutamente. No solo superó la crisis de 2019, sino que capitalizó el impulso generado durante la pandemia. A través del Acuerdo Nacional, se dio una respuesta rápida y efectiva ante la emergencia sanitaria, produciendo 6 millones de batas en tiempo récord. Esta acción activó la economía en un momento crítico y demostró la capacidad de organización del sector. El modelo de licitación fue eficiente: Se entregaron los productos a tiempo, con control de costos y sin comprometer la calidad. Participaron 120 empresas, generando más de 4.000 empleos. Esto demostró la capacidad de adaptación del rubro y su potencial para enfrentar situaciones excepcionales.
–¿Tiene cifras que evidencien la situación actual del sector textil?, ¿está mejor o peor que antes?
–Estamos claramente mejor. En 2024, el sector creció más del 4% interanual en producción y exportaciones. Estas últimas aumentaron en un 17% respecto al año anterior, con fuerte presencia en mercados como Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea. Más de 30.000 personas trabajan directa o indirectamente en el sector, y si sumamos el segmento informal, esa cifra podría triplicarse. Además, las exportaciones bajo el régimen de maquila alcanzaron los USD 618 millones, siendo Brasil el destino del 63% del total en confecciones. También se registró un aumento del 32% en las importaciones de insumos bajo el Régimen de Importación de Materias Primas, lo que evidencia la capacidad del sector para sostener su producción.
–¿En qué medida la maquila ha contribuido a la recuperación de las exportaciones hacia Brasil, Latinoamérica, Europa o Asia?
–La maquila ha sido una herramienta clave, sobre todo en la recuperación del comercio con Brasil. Sin embargo, debemos mirar más allá del corto plazo. El desafío es orientar la maquila hacia una industria que incorpore valor agregado, creatividad y formación de mandos medios. Las pymes tienen un rol protagónico en este proceso, ya que no solo generan empleo y tributan, sino que también impulsan el crecimiento sostenible.
–¿Cómo se encuentra la venta de prendas de confección nacional en el mercado local?
–A pesar de la fuerte competencia con productos importados de bajo costo –principalmente de China y prendas usadas–, la confección nacional mantiene una presencia relevante. Las empresas locales están apostando por la innovación en diseño y la mejora de calidad para seguir siendo competitivas. También hay un cambio en la percepción del consumidor, que empieza a valorar más el trabajo nacional. Polos industriales como el de Yaguarón están resurgiendo, lo cual refuerza el compromiso con el empleo y la economía local.
–¿Puede el sector sostenerse a pesar del aumento de la ropa importada, especialmente de China y de segunda mano?
–Es un desafío importante. Las grandes marcas han logrado mantenerse, pero las micro, pequeñas y medianas empresas son las más afectadas. La importación de ropa usada, que está prohibida por el Decreto Nº 7084/2000, continúa generando una competencia desleal que impacta negativamente en el sector. Sin embargo, la industria local sigue demostrando fortaleza, con una capacidad productiva que no deja de crecer y una demanda interna e internacional que se sostiene.
–¿Cuáles son los principales reclamos del sector al Gobierno para fortalecer la industria textil nacional?
–El sector pide políticas públicas eficaces y un diálogo más fluido con el Ministerio de Industria y Comercio. También propone replicar el modelo del Acuerdo Nacional en nuevas áreas, como la confección de uniformes escolares, militares, policiales y para obras públicas. Además, se solicita un mayor control aduanero para frenar el ingreso ilegal de ropa usada. Este comercio informal perjudica a los productores nacionales y distorsiona el mercado. Es fundamental fortalecer las medidas regulatorias para garantizar un entorno justo y sostenible para el desarrollo de la industria textil paraguaya.
Fundada el 1 de marzo de 1951, la Asociación Industrial de Confeccionistas del Paraguay (AICP) es una de las más antiguas y prestigiosas cámaras gremiales de Paraguay. Su misión principal consiste en promover la industria confeccionista paraguaya en todos sus aspectos, desarrollo tecnológico, capacitación y productividad. La AICP representa los intereses del sector confeccionista ante los organismos gubernamentales paraguayos y las entidades del exterior. Las industrias confeccionistas aglutinadas en la AICP contribuyen con más de un 60% de la vestimenta producida en Paraguay y, en 2001, representaron un 90% del total de la indumentaria exportada.