“Quien no dispone de dos tercios de su día para sí mismo, es esclavo”, ilustró Friedrich Nietzsche en su obra Humano, Demasiado Humano, en 1878. Casi 150 años después, la afirmación del filósofo alemán, que en su momento fue calificada como una frase para holgazanes, parece calar más hondo en las sociedades productivas, donde el estrés y el síndrome de burnout (desgaste profesional) dejaron de ser un mito.
En la tercera Cumbre de Compensaciones y Beneficios, que albergó a especialistas en gestión de talentos humanos, los disertantes coincidieron en que los empleados, especialmente los de las nuevas generaciones, necesitan un trato diferente. Cada generación trae consigo cambios y estos no tienen que ser tomados como amenazas o rebeliones. Al contrario, son oportunidades para mejorar y crecer.
De acuerdo con una encuesta hecha por la agencia Total Rewards a 65 empresas paraguayas del sector privado, solo el 36% de las compañías consultadas dijo contar con políticas de compensaciones y beneficios flexibles. Es decir, en la mayoría de las firmas, toda la retribución para el trabajador está enmarcada solo en el salario, en dinero.
Seguro médico, gimnasio, días libres, extensión de vacaciones, guardería para niños, transporte hasta el hogar, horas permitidas para distensión y entretenimiento, entre otras compensaciones; podrían haber parecido un capricho 50 años atrás. No obstante, hoy se constituyen en herramientas nada descabelladas para mantener elevado el rendimiento de la empresa. Cada trabajador tiene una necesidad distinta y es allí dónde radica el concepto de beneficios flexibles. Uno precisará la cobertura médica mientras que otro requerirá el mantenimiento de su vehículo. Alguno tal vez necesite los fines de semana libres para ver a sus hijos y familiares, dado que durante la semana no puede.

Un empleado descansado y desestresado será mucho más productivo que uno agobiado por la presión, por el bombardeo de noticias negativas (hoy tan frecuentes) y por sus problemas personales, más allá de que este último esté teniendo un gran salario.
El emprendedor estadounidense Jeff Hoffman manifestó recientemente que los jóvenes hoy quieren sentir que están dando un gran aporte, una contribución de valía a la compañía y a la sociedad. Ya no se los convence solo con el sueldo. El título universitario tampoco tiene que ser parámetro para escuchar sus ideas, apuntó.
Las compensaciones flexibles son una tendencia mundial y es bueno ver que en Paraguay algunas empresas ya se están adaptando. Claro, falta la gran parte del Estado, que debe brindar las garantías esenciales, como atención médica gratuita y transporte público de calidad, seguridad y educación asequible; a fin de que el sueldo del obrero sea para mejorar su calidad de vida y no para cubrir las falencias estatales. Esto se logrará erradicando el origen de todos los males: la corrupción.