El virus del sarampión causa tos, sarpullidos y fiebre, y puede provocar complicaciones fatales, incluida la neumonía y la encefalitis, es decir, inflamación del cerebro.
“Este estudio es una demostración directa de la ‘amnesia inmunológica’ en los humanos, por la que el sistema olvida cómo responder a infecciones que ya ha afrontado”, indicó la autora principal del estudio, Velislava Petrova, del Instituto Wellcome Sanger y de la Universidad de Cambridge.
Si bien la mortalidad por sarampión en todo el mundo disminuyó un 84% entre 2000 y 2017 pasando de 550.100 a 89.780 muertes, la enfermedad sigue siendo común en muchos países en desarrollo, particularmente en partes de Asia y África, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Aunque ya se sabía que el sarampión debilita el sistema de inmunidad, aún después de superada la infección inicial, los científicos no sabían cómo ocurre este proceso.
Los investigadores hicieron la secuencia de genes de anticuerpos de 26 niños, tanto antes como unos 40-50 días después de contraer la infección, y descubrieron que determinadas células de inmunidad que se habían acumulado contra otras enfermedades y que estaban presentes antes de la infección con sarampión, habían desaparecido de la sangre de los menores.
Los científicos luego observaron esta “amnesia inmunológica” en hurones y comprobaron que un virus similar al del sarampión reducía el nivel de anticuerpos de la gripe en animales que habían sido vacunados contra esta enfermedad.
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Los experimentos mostraron que el virus del sarampión reprograma el sistema de inmunidad a un estado inmaduro en el que solo puede producir un menú limitado de anticuerpos.
Esto significa que el sarampión dificulta la respuesta del sistema de inmunidad para cualquier otra infección, lo cual incrementa el riesgo de enfermedades secundarias.
“Nuestro estudio tiene implicaciones enormes para la vacunación y la salud pública, ya que demostramos que la vacuna del sarampión no solo protege a la gente del sarampión, sino que también protege contra otras enfermedades infecciosas”, señaló otro de los autores del estudio, Colin Russel, de la Universidad de Ámsterdam.