Como cada sábado, Jazmín Coronel espera expectante para ir a la feria agroecológica que se realiza en la Plaza Italia. Desde hace varios meses se volvió un destino imprescindible en su fin de semana.
Jazmín no es la única que decide pasar su sábado allí. Hay familias haciendo las compras de la semana, niños jugando, perros paseando, grupos de amigas comiendo o tomando tereré. Y por supuesto, aproximadamente 30 puestos de alimentos agroecológicos, productos naturales, artesanías hechas de barro, papel, telas, entre muchas otras cosas.
Para ella la feria es una hermosa oportunidad de encuentro con familias productoras y emprendedoras. “Te llega un producto de mejor calidad, porque es casero y vos sabés cuáles son las manos que lo desarrollaron”, asegura.
La feria es uno de los esfuerzos por parte de la Red Agroecológica para acercar la producción orgánica de compañeras y compañeros del campo a la ciudad. Nació hace cinco años y se ha ido transformando, dando lugar también a personas de la ciudad que experimentan otro tipo de elaboración de alimentos y de arte.
La Red no solo busca romper con los intermediarios entre el productor y el consumidor, sino que cuenta con varios criterios consensuados en asambleas: un cuestionamiento político a la utilización de agroquímicos, la defensa de los derechos humanos, un pensamiento feminista y la valoración del trabajo y el esfuerzo de las mujeres del campo y la ciudad.
“La idea es promover la solidaridad entre nosotros, con la sociedad y con la realidad, no es solamente vender, sino también transformar la realidad”, menciona María de Jesús Caballero, una de las fundadoras de la Red, quien antes se dedicaba a trabajar la transversalidad de la perspectiva de género en la educación y ahora disfruta probando con recetas de patés, sales especiadas, conservas, chutney, fernet y sándwiches veganos bajo la marca Javy’a.
El sentimiento que se experimenta al recorrer la feria es de alegría y compañerismo. Además, cada feriante va contando el proceso detrás de sus alimentos y se va transmitiendo una conciencia de comida saludable. Una banda nacional ambienta la velada y en otro rincón un grupo se junta a conversar sobre feminismo.
“Tratamos de eliminar la emoción de la competencia, que es tan nociva, y desde ese lugar cada uno ofrece lo que siente”, asegura María de Jesús, mientras saluda a las personas que llegan. Agrega que cada quien asume una responsabilidad también al estar ahí, de acatar las reglas comunitarias, como cuidar y limpiar el espacio. Por eso, para ella, el mayor aprendizaje de llevar adelante este proyecto está en el sentido humano.
Alimentación libre de químicos
Según datos recolectados por el informe Con la soja al cuello de Base Is, nuestro país es el más transgenizado del mundo, considerando la proporción de superficie total dedicada a productos transgénicos. La consecuencia directa de esto es el aumento de la contaminación del medio ambiente y de enfermedades asociadas al uso de agroquímicos.
Sin embargo, existen familias, organizaciones y grupos que buscan otra forma de producción que vaya en consonancia con la naturaleza y los seres humanos. Es el caso de Víctor Chamorro y su familia, que tienen su granja en Encarnación.
“Buscamos estar en armonía con lo que la naturaleza ofrece en su momento. Cuando se termina la estación y una especie sigue teniendo frutos, quiere decir que algo se hizo para poder prolongar su producción; no estamos en contra de eso, pero somos más pronaturaleza”, menciona Chamorro, quien forma parte de la Red Agroecológica, y feria tanto en la Plaza Italia como en el Mercado Vy’a de Karu, los miércoles.
Víctor cuenta con una variedad de productos, entre ellos verdeos, locotes, tomates, zanahorias, zucchinis, porotos, calabazas, etcétera. Son más de 40 productos que van variando de acuerdo a la estación.
“Lo que queremos es colaborar con la ciudadanía para que aprendamos a tener una vida más sana; descubrir que esto no es algo inalcanzable, y salir un poco del molde”, manifiesta el productor.
Pese a las advertencias sobre el uso de plaguicidas, el año pasado nuestro país aumentó la importación de agroquímicos un 13%, llegando a 59.200 toneladas, conforme señala el informe de Base Is.
La entidad a la que pertenece Fernando Melgarejo es una de las que buscan salirse de esa lógica. La Asociación de Productores Orgánicos (APRO) aglomera a 250 familias distribuidas en Central, Cordillera, Caaguazú, San Pedro e Itapúa.
Bajo la marca Ecoagro, estas familias comercializan sus productos totalmente libres de químicos. “Tienen un proceso de producción que nosotros implementamos con la gente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave). Está certificado para el mercado interno. Así también, somos como una certificadora de otros productores orgánicos”, detalla el técnico.
El proceso de control por el que pasan los alimentos de Ecoagro se realiza de forma participativa, conforme explica Melgarejo. Integran ese grupo consultor, docentes universitarios, miembros del Senave y del Ministerio de Ganadería y Agricultura, productores y consumidores.
Los productos de Ecoagro están disponibles todos los martes en el Mercado Urbano que se realiza en La Marchante. También realizan delivery. Algunos de ellos son frutas de estación como mamones, cítricos, naranjas, limones, piñas y batatas, así como 17 tipos de verdeos.
De la huerta a la mesa
En palabras de Margarita Ferreira, integrante de la Red Agroecológica, participar de mercados campesinos te hace preguntar sobre lo que consumís y a partir de ahí empezás a elegir de forma diferente. “Aprendí a elegir y mezclar los ingredientes. Para mis tartas y chipa guasu, yo me surto de los productos que traen mis compañeros”, resalta Ferreira.
Uno de sus proveedores es Fabio Villalba, quien pertenece a la comunidad de Yakaré, ubicada en Altos, Cordillera. Él viene a feriar en representación de diez familias de su comunidad, que hace siete años mutaron el método de cultivo hacia uno agroecológico, en el que eliminaron el uso de pesticidas y solo utilizan remedios naturales.
“Producimos para autoconsumo y luego para la venta. Son pequeñas producciones, pero variadas. También hacemos recuperación de frutas nativas, como la mandarina o el guavirami”, refiere Villalba.
El enfoque en el que se basan Fabio y sus compañeros es el de la agricultura familiar y la soberanía alimentaria. “La alimentación sana y de calidad corresponde a aquella que respeta y promueve la biodiversidad agroalimentaria y cultural”, señala el folleto Agricultura familiar. Fuente de vida y de derechos, desarrollado por la organización Jakaru Porã Haguã.
En ese sentido, la soberanía alimentaria es el derecho de las personas, las comunidades y los pueblos a acceder, consumir y producir alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo.
Cabe destacar que el informe actual Con la soja al cuello también registró un crecimiento de poco más de nueve mil hectáreas en la superficie utilizada para la agricultura campesina, después de casi una década de ir en retroceso. Esta expansión se dio en departamentos como Alto Paraná, San Pedro, Itapúa y Caaguazú.
Ña Mirta es otra de las proveedoras de la feria, conocida por su queso Paraguay. Ella es de Eusebio Ayala, Cordillera, es madre soltera y sostiene a su familia a través de la venta de quesos, huevos, harina de maíz, entre otros.
Mirta viene de tres a cuatro veces por semana a Asunción para vender sus productos y los de 13 familias de su comunidad. Asegura que es sacrificado, pero vale la pena, ya que trata directamente con los clientes y queda más ganancia para ella y sus compañeros. Tiene un puesto en la Plaza Italia, en el Mercado Vy’a y también en la Municipalidad de Asunción.
El vínculo con lo ancestral
El buen vivir tiene que ver con los hábitos que adquirimos, lo que consumimos y las actividades que realizamos para lograr también un estado de paz.
Para algunos, ese sentimiento viene por parte de un estado de consciencia sobre el medio ambiente. Como Gloria Villalba, de J. A. Saldívar, que trabaja con huevos producidos de forma natural.
“Tengo gallinas que están alimentadas de forma natural, con pastos silvestres, frutas y verduras. En mi zona hay muchos productores, entonces todo lo que ellos no utilizan yo recojo y les doy a las gallinas. Están más tranquilas y ponen huevos mucho más nutritivos que los normales”, afirma la joven.
La idea de Villalba es tratar de producir sin generar tanto estrés o lastimar al animal. También, intentando no desperdiciar tanto alimento, pero que lo que ofrezca sea de buena calidad.
Concepción Fernández también trata de transmitir sobre el buen vivir a sus clientes. Ella tiene formación en antropología y en trabajo social, hace años trabaja acompañando a comunidades indígenas, como los Paĩ Tavyterã, Toba Qom, Mbya y Ava Guaraní. Ella dice que tenemos mucho que aprender de los pueblos originarios, en especial todo lo que tiene ver con las hierbas medicinales y sus usos.
Fernández tiene un puesto lleno de hierbas, especias, mieles silvestres y propóleos. La mayoría de estos son producciones de las comunidades ubicadas en Amambay, San Pedro, etcétera.
Los productos que distribuye la antropóloga se conjugan en la marca Yvy Marane’y Rekávo (En Busca de la Tierra Sin Mal). “Nos involucra a un montón de gente consciente, que queremos llevar un estilo de vida sano, comer saludable y vivir en paz, más que nada. El ‘py’a guapy’, como le dicen ellos, el estar tranquilos”, subraya.
Su labor más que nada es la recuperación de los conocimientos ancestrales, contando a la gente sobre la sabiduría de las parteras y los médicos indígenas.
“Cambia totalmente el sentido de comprar cuando visitás una feria agroecológica”, expresa Margarita. Ella aprendió sobre el respeto, la diversidad y ese contacto humano que el intercambio cara a cara te devuelve.
Variedad de productos naturales y artesanales
En las ferias agroecológicas no solo hay variedad de alimentos y comestibles, sino también bebidas y probióticos como kombucha; conservas, dulces y patés; productos de limpieza como jabón, crema de dientes, champú y cremas naturales; cuadernos, libros y elementos decorativos artesanales; aros, collares, cerámicas, sahumerios, etcétera.
Feria Agroecológica
Todos los sábados de 8.00 a 14.00, la Plaza Italia (Rodríguez de Francia y 15 de Agosto) es la sede de la Feria Agroecológica. Se puede encontrar más información a través de @laredagroecologica en el Facebook y en Instagram.
Mercado Vy’a
El Mercado Vy’a se realiza cada miércoles de 7.30 a 14.30 en el patio de Karu (Enciso Velloso 2.870 casi Cabrera). Por las fiestas contarán con horario especial: el miércoles 18 abrirán en horario extendido hasta las 18.00. Luego realizarán un mercado navideño el sábado 21, de 9.00 a 16.00, y las últimas ferias del año serán los lunes 23 y 30, de 7.30 a 14.30. Info al @mercadovy en Instagram.
Mercado Urbano
El Mercado Urbano tiene lugar todos los martes de 8.00 a 15.00 en el patio de La Marchante (Nuestra Señora del Carmen esquina Augusto Roa Bastos). Para más información, está disponible la cuenta en Instagram @marchantepy.
Reconciliación con la naturaleza
Muchos de los emprendedores que trabajan con productos agroecológicos empezaron por medio de una búsqueda de reconciliación con la naturaleza. Al acercar este tipo de alimentos a la mesa de otras personas, se busca también instalar valores. Así lo enuncian Evelyn y Gabriel, de La Chakra Nativa. Cada semana preparan canastas ecológicas con productos de su huerta y de productores independientes. Para conocer más, está disponible el (0971) 337-190 o las redes sociales: @Lachakranativa en el Instagram y Centro Agroecológico La Chakra en el Facebook.