Una amiga de Alba, la mujer que murió en lo que sería el primer caso de feminicidio del 2024, relató en una entrevista radial que había grabado un video, hace apenas 15 días, en el que se la veía pidiendo ayuda mientras que su pareja, Aníbal Espínola, de 62 años, intentaba impedir que hable. .
“Era su pareja, ella vive en el fondo de mi casa. Él venía, le pegaba y la maltrataba está llena de golpes y siempre nos gritaba”. El último día del año, Espínola llamó a Alba, luego la golpeó cerca de una caseta policial y la llevó hasta su domicilio donde fue encontrada sin signos de vida. De acuerdo con el testimonio, la policía tenía conocimiento de la situación. Alba sería la primera víctima de feminicidio del 2024 y deja a dos hijas huérfanas.
Además de tener que lamentar la muerte de una madre se debe señalar que el victimario tiene antecedentes por violencia familiar en 2007, y había sido detenido por esta causa hace uno o dos meses en la misma Comisaría de Villa Elisa, y aunque en aquella ocasión quedó a disposición del Ministerio Público fue nuevamente liberado.
Este caso es por tanto una clara muestra de nuestra principal debilidad como Estado: No pueden evitar que sigan ocurriendo feminicidios.
¿Cómo es posible que una persona que tenía antecedentes, que ya había sido detenida e incluso con la intervención de la Fiscalía haya tenido la libertad para cometer el delito? Esto nos habla de la incapacidad de algunas instituciones de evitar estas situaciones de violencia, y esta negligencia o falta de interés o de compromiso son inaceptables.
Los datos del 2023 son preocupantes. El observatorio del Ministerio de la Mujer reportaba un total de 45 feminicidios en el país hasta el 29 de diciembre, así como también los casos de cinco paraguayas que fueron víctimas en el exterior. Los datos suponen que hubo, en promedio una víctima de feminicidio cada 8 días a lo largo del año.
Otra de las aristas que debe considerar las autoridades y funcionarios es que como consecuencia de los crímenes contra mujeres siempre quedan huérfanos. En el año 2023 quedaron en situación de orfandad 88 niñas y niños, quienes, sin duda, son víctimas colaterales o secundarias.
Se podría decir que nos encontramos ante una verdadera epidemia. Basta con observar los datos proveídos por el Ministerio Público que señalan que las denuncias por violencia familiar han tenido un aumento de un 200% en el periodo de los últimos nueve años. Vale decir que, de 10.164 víctimas registradas hace nueve años se pasó a 31.701 el pasado 2023.
Nuestro país cuenta desde fines del 2016 con la Ley N° 5.777 de Protección Integral a las Mujeres Contra Toda Forma de Violencia, una normativa que contempla 15 tipos de violencia por razones de género y tipifica el feminicidio. Sin embargo, pese a todo, la violencia familiar sigue siendo el segundo hecho punible más denunciado, superado apenas por los casos de robo agravado.
Esto significa evidentemente que se deben redoblar los esfuerzos, pues con la ley no basta.
Para luchar con más efectividad en contra de la violencia machista, para que ninguna otra mujer muera en manos de un violento que se considera impune, la sociedad entera debe comprometerse apoyando a las mujeres que viven dentro de un círculo de violencia del cual es muy difícil salir.
Las instituciones deben instar a realizar las denuncias en los casos de violencia, pero la comunidad también debe comprometerse y ejercer presión sobre las instituciones y sobre los funcionarios para que sean más eficientes, puesto que debemos hacer realidad el anhelo de que todos podamos ejercer nuestro derecho a vivir en una sociedad sin violencia.