Conocer el campo magnético del Sol y su actividad es fundamental para saber sobre su futuro y su influencia en la Tierra, pues una fuerte actividad está asociada a las tormentas solares que pueden comprometer los satélites de los que depende buena parte de nuestra tecnología, las líneas eléctricas o afectar al clima.
Científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), de la Escuela de Investigación Espacial de Corea del Sur y del Instituto Max Planck (Alemania) investigaron si el Sol se comporta “con normalidad” en relación con otras estrellas, lo que puede ayudar a clasificar su actual actividad.
Los expertos compararon las variaciones del brillo del Sol con las observaciones de 369 estrellas con masas, temperaturas, composiciones y propiedades de rotación similares, que seleccionaron de cuatro años de observaciones del telescopio espacial Kepler y combinaron con datos de la sonda espacial Gaia.
Al cuantificar las variaciones del brillo de las estrellas, los autores comprobaron que la mayoría eran más activas que el Sol, siendo, a menudo, cinco veces más variables que este.
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Unas comparaciones que colocan al Sol en una categoría especial: “un atípico en el contexto de otras estrellas”, indican en un artículo que acompaña al estudio firmado por Angela Santos del estadounidense Instituto de Ciencia Espacial, y Savita Mathur del español Instituto de Astrofísica de Canarias.
Los expertos seleccionaron estrellas que se parecen al Sol en sus características más importantes, como la temperatura en superficie, la edad y la proporción de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio, pero, sobre todo, se fijaron en el periodo de rotación sobre su eje.
Nuestra estrella rota cada 24,5 días, así que buscaron otras con un periodo similar, entre 20 o 30 días, hasta que, con todas las variables, eligieron 369 sobre las que se conocían las variaciones de brillo entre 2009 y 2013.
El estudio señaló que mientras la radiación solar entre las fases activa e inactiva fluctuó en promedio solo un 0,07%, las otras estrellas mostraron una variación mucho mayor, unas cinco veces más fuerte.
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“Nos sorprendió mucho que la mayoría de las estrellas parecidas al Sol sean mucho más activas”, dijo en una comunicado Alexander Shapiro del Instituto Max Planck.
Además, estudiaron más de 2.500 estrellas similares al Sol de las que se desconoce el periodo de rotación y en este caso el brillo de nuestra estrella fluctuaba mucho menos.
Estos resultados permiten dos interpretaciones. Podría haber una diferencia fundamental aún no explicada entre las estrellas de las que se conoce y no el periodo de rotación.
Pero, “también es posible que estrellas con periodos de rotación conocidos y similares a los del Sol nos muestren las fluctuaciones fundamentales de actividad de las que es capaz el Sol”, agregó Shapiro.
Esto significaría que nuestra estrella ha sido inusualmente débil durante los últimos 9.000 años y que, en escalas de tiempo muy grandes, también son posibles fases con fluctuaciones mucho mayores.
Sin embargo, el equipo considera que no hay motivo de preocupación, pues en el futuro inmediato no hay indicios de tal “hiperactividad” solar.
Al contrario, durante la última década, la actividad del Sol ha sido bastante débil, incluso para sus propios bajos estándares. Las predicciones de actividad para los próximos once años indican que esto no cambiará pronto, señala el equipo.