27 ene. 2025

El sueño paraguayo

El Paraguay que siempre se declamó a sí mismo como el país del futuro, sin embargo, solo construye su identidad a partir del pasado. Y, algo peor, “se debate entre la falacia narrativa, la disonancia cognitiva y la mentira descarada”. Así decía mi artículo de la semana pasada. Hay acaso algo nuevo que nos pueda animar.

¿Es el Paraguay una nación portadora de futuro? Con pocas excepciones, los que se dedican a estudiar e interpretar el Paraguay, dándole una identidad y un propósito, miran al país desde el pasado. Su historia, sus héroes, sus guerras, sus épicas, sus orígenes, su mestizaje hispano guaraní. Todo bien. Hasta ahí nos da el cuero.

Pero nadie busca darle al Paraguay una identidad prospectiva que contenga el cómo nos imaginamos al país de aquí en adelante, y cómo lo vemos dentro de algunos N años. Nadie se propone transformar la realidad. No veo a alguien que nos diga: Ya falta poco. Yo ando ensayando algo parecido, pero tímidamente. Nada de eso acontece.

Cuál es el sueño paraguayo. Así como existe el sueño americano, el sueño libertario de Milei, el Hambre Cero de Lula, el Chaco de Eusebio Ayala, etc. Hoy somos malos imitadores y pésimos cholulos de Buenos Aires, Brasilia o Washington. No quiero hablar ahora de lo último, suficiente con los memes recientes.

Si queremos tener alguna utopía por la que valga la pena vivir, y quizá morir, urge que comencemos a preguntarnos cuál es la última realidad. Y qué es lo que ella exige hoy de nosotros. Cuál es la historia que queremos construir, que trascienda a nuestra propia historia. Cuando este análisis aparezca publicado, estaré en la Sierra da Mantiqueira, entre picos de montañas de San Pablo y Río de Janeiro, (festejando los tres añitos de Amanací mi nieta) donde habita la primera de “mis inmortalidades”, como dice mi colega y amigo Alexander Carta Winter de Curitiba, sobre los nietitos que van llegando. La clave es pensar como abuelos. En Hechos 2:17 se afirma que “los jóvenes tendrán visiones y los ancianos tendrán sueños”. Todavía falta eso en el Paraguay.

Mi propuesta es la siguiente: En vez de buscar, exclusivamente, nuestra identidad solo en el pasado, qué tal si buscamos nuestra identidad en el futuro en un futuro con propósito que nos pueda unir. Que nos unifique alrededor de unas pocas ideas. Que no nos uniformice; eso es otra cosa. Diversidad de dones, unidad de propósitos. Ese es el concepto. Cuáles son los valores y los presupuestos que definen un posible sueño paraguayo.

Existe el sueño americano, o estadounidense, mejor. Repito, existe el sueño chino, existe un sueño para cada país; Rusia con Putin la tiene clara. Me parece que es volver al imperio zarista. Supongo. Y defenderse de la cultura occidental.

¿Será que existe un sueño paraguayo? O todo se reduce a saber cuál es la voluntad del quincho. O algo más virtuoso, menos degradado, como era en la época de la quinta del Ybyra’i, del Supremo Dictador. Es hora de prepararse para el poscartismo. Nadie se preparó para el pos-stronismo, y así nos fue. Aunque no todo se resuma a eso. Salir de Egipto no significa que ya se haya llegado a la Tierra Prometida. Y aquí aún no se ha salido ni se tiene a un Moisés. Todavía, es posible que el senador Leite tenga más artillería pesada contra los economistas babilónicos. No sabemos qué disputas internas hay en la mansión de la calle España, donde la gente cree que está el poder, y por eso está ahí. El poder está donde la gente cree que está. Wiens está ya haciendo calentamiento y en la oposición hay por lo menos cuatro comenzando a pensar en plural.

Yo me pregunto. Cómo es posible que gente graduada en Chicago y en Columbia, (quienes están de moda como todos los economistas ahora con Milei), de altísima calificación profesional, no inspire a los paraguayos hacia algo trascendente que transforme la realidad y supere la propia existencia y la de toda la generación del Paraguay actual. Por qué no existe el sueño paraguayo como una forma de vida simbólica y práctica que le haga la cabeza a los compatriotas. Por qué no existe un conjunto de ideas que nos defina, no como origen o procedencia, si no, como proyecto.

Ejemplo 1, el modelo sanitario y de medicina preventiva de la Dra. Esperanza Martínez cuando fue ministra. No tan hospitalo-céntrica. Hasta hoy todos lo recuerdan. Nada tan espectacular al lado del SUS del Brasil. Pero fue un buen inicio. Cómo se puede dividir el país en cinco grandes regiones construyendo un mapa sanitario con el cuánto falta y el cuánto cuesta para dotar de unos pocos grandes hospitales, completos en especialidades, con movilidad incluso aérea para pacientes de urgencia, y remedios garantizados para las enfermedades no transmisibles, con atención y registros administrativos en modo USF para todo el país, asegurando disminuir radicalmente la mortalidad infantil. No olvidemos que, según reciente documento del Banco Mundial, las muertes por no transmisibles saltaron de comienzos del siglo al presente, del 60 al 75 por ciento de los óbitos. Nadie se fija en esto. Lo que sea.

Ejemplo 2, mi tesis de maestría en el Brasil, la de Los Ejes de Desarrollo, inspirados en el Plan Avanza Brasil de Fernando Henrique Cardoso, basados en carencias y oportunidades georreferenciadas del cuánto falta y el cuánto cuesta, distrito por distrito, en las cinco grandes regiones, para preparar el presupuesto plurianual de varios años de alivio y reducción de pobreza y generación de riqueza. Lo hice para una parte de Brasil, Argentina y Paraguay. Pero se puede hacer para todo el Paraguay, sabiendo el cuánto falta y el cuánto cuesta para mitigar el déficit infraestructural, con la meta, por ejemplo, de crecer al doble en el hato ganadero, o sustituir vacas estándares por animales de raza, asegurando mercados para la carne paraguaya como segmento premium con restaurantes en las mejores avenidas de NY, y en las más famosas capitales del mundo, para que los ricos del planeta puedan degustar y después exigir proteínas de marca gourmet made in Py en sus respectivos Estados. No lo sé. Los expertos en marketing deben saber el cómo se hace eso. Cuánta plata prestada se necesita para la irrigación artificial con energía al costo, para evitar la volatilidad del rinde granelero. Cuánto cuesta imponer la exigencia para que toda universidad, pública y privada, que se jacte de tal, tenga obligatoriamente profesores a tiempo integral para que dejen de ser escuelas de juguete que solo (mal) transmiten conocimientos fotocopiados, a medias. De dónde saldrá la plata para cambiar el 100% de los transformadores antiguos y/o fortalecer las redes eléctricas en los centros productivos y habitacionales de mayor densidad del país.

Ejemplo 3, cuando la política y gran parte de la economía contratista va a dejar de vivir de las tetas del Estado, cómo vamos a traer el mercado al Paraguay incentivando la competencia, tanto en el mercado laboral para que suban los ingresos, y en el mercado inmobiliario, y en el financiero, para que bajen los precios de los departamentos en edificios y las tasas de interés. Qué tal. Qué choque de gestión se hará en la educación básica en el modelo Salman Khan con clases de refuerzo de álgebra, inglés y castellano en forma masiva.

Se necesita un equipo de pensadores que pueda imaginar e interpretar el Paraguay desde una perspectiva de futuro. No hay ningún paraguayo que se involucre en esto que pueda proveer todas las respuestas. Mucha gente con diplomas y sin diplomas debe participar. Repito. No debemos pensar quienes somos solamente mirando hacia atrás. El futuro es la gran tarea. El entusiasmo del cantar el 13 Tuyutí votando a Bachi y Chaqueñito se está agotando.

Si fuera posible, debemos buscar cuáles son aquellos valores paraguayos que nos definan y que sean alternativas a este modelo anglosajón de falso inevitable, del triple equilibrio monetario, cambiario y fiscal, y nada más, capitaneado por el capitalismo de secuaces, de falta de mercado, de primitivismo productivo sin más tecnología, sin industrias, que se dice judío, greco, romano y nada cristiano. Pura simulación que nos atosiga.

Pero hay más. La trascendencia se impone en la condición humana. Sea individual o sea en modo colectivo. No basta con mejorar la calidad de vida física y el conocimiento científico. Aunque la ciencia pueda dar todas las respuestas a las cuestiones de la vida, falta la parte más importante, la fase metafísica y trascendental. La ciencia reduce al mundo a una superficie causal, la cuestión etiológica. Y nada más. El mundo de la ciencia es un mundo destituido de interioridad. En el siglo XVII hubo una confrontación entre la cosmovisión del mundo científico utilitarista del modelo anglosajón o germánico versus el mundo no tan utilitario, cristiano y algo místico de la Europa hispánica.

El Paraguay es y debe ser el portador de una posible originalidad con relación a todas estas culturas. No es anglosajón ni es puramente hispánico. Porque tiene el condimento indígena guaraní, comenzando por la propia lengua, derivada de la madre nativa que conformó, le dio forma, a la cosmovisión del mundo paraguayo. El modelo de la afectividad que tiene preeminencia por sobre el modelo de la acumulación por la acumulación, tiene algo de original. No sabemos aún cuál es el modelo. Pero debemos saber que las dictaduras políticas y empresariales no son para siempre. Nada que nos parezca muy grande y duradero debe poder asustarnos. ¿Dónde están los dinosaurios? Saludos cordiales.

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